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Publicado por
enrique vázquez
León

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Aunque se podía prever ha tardado en llegar: la guerra en Siria añade a su condición de guerra civil con una base confesional (la oposición entre suníes y chiíes, pues los alauíes son un retoño peculiar del tronco chií) la de una gran baza en el complejo y poliédrico escenario de Medio Oriente. Esta condición, religiosa y cultural es también geopolítica y estratégica y añade una preocupación ya explícita al conflicto: el país, la Siria que conocemos, corre un riesgo de partición y de emergencia de entidades, cantones diferenciados según criterios principalmente confesionales

Lo antedicho se propone al lector al hilo de una muy importante declaración a Al Manar, la televisión del Hizbolá libanés de Hassan Nasralah, el jefe del partido (chií), un partido-milicia que controla el gobierno de Beirut, es, de lejos, la agrupación político-militar no oficial más disciplinada y mejor armada de la región y, lo que importa hoy, un sólido aliado del régimen sirio. Nasralah apenas ha hablado de la crisis en Siria, no ha criticado la política oficial de neutralidad activa del primer ministro Miyab Mikati, y de hecho pide una solución política pactada entre sirios porque si la guerra se alarga y se complica hay un peligro cierto de implosión, de caos y de partición.

Sus palabras asumen de hecho nuestra afirmación de arriba: las tendencias centrífugas, la condición endogámica, la solidaridad identitaria, el clientelismo político-familiar y el factor religioso ya se dejaban ver en el país (en las ciudades grandes hay barrios armenios, drusos, católicos de obediencias diversas, áreas claramente suníes, provincias kurdas etc.), pero la división se ha explicitado y el reflejo de ayuda mutua, solidaridad y reunificación es visible y afecta también a la minoría que ha gobernado el país en los últimos 40 años: los alauíes, encabezados por la familia Assad.

Vuelve la historia de la discordia inter-musulmana, en la que Irán -la potencia chií hoy por hoy- es un factor central. Lo de Siria, como podía suponerse, confirma que es otra cosa, más compleja, más poliédrica, más antigua, más peligrosa.