Diario de León

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alineación, pero no un equipo

Los ministros económicos se enfrentan entre ellos abiertamente en ausencia de coordinación. sáenz de Santamaría y Álvaro Nadal intermedian ante Mariano Rajoy

El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, en dos imágenes de archivo.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, en dos imágenes de archivo.

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El 22 de diciembre se cumplió un año de la toma de posesión del Gobierno. Desde entonces, y durante uno de los ejercicios más complejos para la gobernabilidad de España, con recaída en la recesión y amenaza de rescate europeo, los responsables económicos del Ejecutivo han demostrado su mejor o peor hacer, pero en ningún caso se han comportado como un equipo.

Mariano Rajoy asumió personalmente el papel de coordinador. En la práctica, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el jefe de la Oficina Económica, Álvaro Nadal, han ejercido la función de intermediarios con el presidente del Gobierno. Un sistema que no ha funcionado, a la vista de las numerosas ocasiones en que las divergencias han salido a la luz y de la cantidad de problemas enquistados por este motivo.

A Luis de Guindos, que habla un inglés fluido, le ha correspondido la delicada misión de convencer a los fondos de inversión de que, pese a la escalada de la prima de riesgo, España tiene futuro. Es el representante en los decisivos Consejos de Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin), donde ha aprendido a moverse con soltura, pese a las dificultades que plantea España como alumno poco eficaz en la reducción del déficit.

Las informaciones sobre las cuentas públicas recortes, objetivos y cumplimiento de los compromisos le han enfrentado en numerosas ocasiones a su colega el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Pero, sobre todo, el choque ha sido frontal en la reestructuración bancaria, pieza clave de la estrategia de España para recuperar la confianza de los mercados.

El Partido Popular, en sintonía con Montoro, le reprochó el trato dispensado a Rodrigo Rato, uno de los suyos, que tuvo que salir de Bankia de una manera poco airosa y ahora está imputado por varios delitos. Fue la consecuencia de una estrategia política —la fusión entre cajas bajo la misma influencia— y económica, la salida a Bolsa en el momento más inoportuno, impuesta desde el Banco de España.

De Guindos, no obstante, se muestra ufano de las condiciones obtenidas para la recapitalización de la banca, y algo araña de los réditos que Mariano Rajoy ha logrado en los recientes Consejos Europeos. Su función de interlocutor con los fondos de inversón y las agencias calificadoras sigue siendo difícil, pero las fuertes tensiones se aliviaron con la colaboración del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

Mucho más político que técnico, Cristóbal Montoro es la antítesis de Luis de Guindos. El titular de Hacienda es el encargado de poner orden en casa, el de los chascarrillos y los mensajes destinados al consumo interno. Guarda las llaves de la caja y su veteranía —ya fue ministro de Hacienda con Aznar— y el trabajo en la oposición le han aportado peso en el Ejecutivo.

Mariano Rajoy lo eligió para sanear las cuentas, y ese gran objetivo incluye la difícil tarea de embridar el gasto de las comunidades autónomas

Toda una faena que le ha llevado a sostener duras discusiones con los gobiernos regionales en los Consejos de Política Fiscal y Financiera. Esas disputas han llegado a ser enfrentamientos abiertos en los casos de Cataluña y Andalucía, los territorios que más se han opuesto a la austeridad dictada desde el Ministerio de Hacienda.

Montoro tiene en su haber éxitos como el mecanismo de pago a proveedores, pero también ha sido el valedor de medidas polémicas y contradictorias con lo que propugnó cuando ejercía de opositor a Zapatero. Ahí están las subidas del IVA y del IRPF, la fracasada amnistía fiscal y promesas incumplidas, como la de reducir un punto este año las cotizaciones sociales que pagan las empresas.

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