Diario de León
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Las derrotas de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2008 y de John McCain en los comicios norteamericanos de ese mismo año afectaron negativamente en la vida privada de aquellas personas que sentían un compromiso visceral —’fusionadas’ con el grupo— con cada uno de estos partidos. Así se desprende de un estudio elaborado por investigadores de la Uned y de la Universidad de Texas.

Normalmente, las personas se aferran a los grupos cuando éstos tienen éxito pero, ante un fracaso, resulta más difícil seguir en ellos y aún más valorarlos bien. «En estos casos, los individuos no suelen trasladar las derrotas de su grupo a ellos mismos, ni creen que les vaya a afectar personalmente, a no ser que estén fusionados con el grupo», explica Ángel Gómez, uno de los autores del estudio e investigador del departamento de Psicología Social y de las Organizaciones de la Uned. Cuando una persona está fusionada con un colectivo «su destino y el del grupo van en paralelo y cuando el colectivo va mal, al individuo también le va mal en su esfera personal», añade el investigador. Una persona fusionada es aquella que siente una unión visceral con dicho grupo, considera que ambos son una sola cosa, y cree que comparten un destino común. La principal diferencia con una persona fuertemente identificada con un colectivo es que una persona fusionada no pierde su sentido de individualidad ni se considera simplemente ‘uno más’ en el grupo, como sí ocurre con el individuo muy identificado.

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