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Religión

Los últimos vicarios de Cristo

Benedicto XVI es el décimo papa de la Iglesia desde que comenzó el siglo XX. La obra de cada uno de ellos incluye rasgos llamativos que siempre serán recordadoS

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, los últimos papas del siglo XX como Pío XII, Juan Pablo II, Juan XXIII, Ratzinger con Juan Pablo II y Juan Pablo I, en varias imágenes de archivo.

Publicado por
Ricardo Segura
León

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A lo largo de los últimos ocho decenios, un cardenal alemán, otro polaco y cuatro italianos, se han elevado hasta la máxima jerarquía de la Iglesia Católica, en el Vaticano.

Cada uno de ellos ha enriquecido, con su sello personal, la milenaria obra del catolicismo universal y ha vivido circunstancias y desafíos especiales, durante el período en el que le ha tocado ocupar el sillón de San Pedro.

Benedicto XVI: el tecnológico

Además de cargar con la pesada cruz de los casos de pederastia en la Iglesia, por los que ha pedido perdón en varias ocasiones, ha escuchado a algunas víctimas y ha instado a afrontar este problema con determinación, otra faceta destacada del trabajo de Joseph Ratzinger ha sido su papel clave en el progreso tecnológico de la Santa Sede.

Entre esos avances figura el empleo de la red de microblogs Twitter, que inauguró con un mensaje que alababa a Jesucristo y anunciaba la creación del portal web News.va, o el envío de mensajes a la juventud a través de Facebook o YouTube.

Juan Pablo II: el beato peregrino

Karol Wojtyla, el primer pontífice no italiano desde el holandés Adriano VI en 1522 y superviviente de un atentado en Roma perpetrado por el joven turco Alí Agca en 1981, es conocido como «el papa viajero» debido a sus numerosas visitas apostólicas por todo el planeta: 104 viajes fuera de Italia durante los que visitó 129 países y territorios diferentes.

Beatificado por Benedicto XVI en el 2011, durante su pontificado de casi 27 años, desde octubre de 1978 hasta abril del 2005, el tercero más largo en la historia eclesiástica, se publicó el nuevo Catecismo Universal de la Iglesia (1992), se reconocieron en 1986 los derechos nacionales del pueblo palestino y, en 1994, el Vaticano estableció relaciones diplomáticas con Israel.

Juan Pablo I: el pontifice breve

Albino Luciani, primer papa que adoptó dos nombres y el último italiano hasta ahora, tenía previsto promulgar una encíclica para consolidar las reformas del Concilio Vaticano II y destinar más recursos a las iglesias del Tercer mundo, pero sus intenciones se vieron interrumpidas por su repentina muerte por infarto.

Su pontificado, que duró poco más de un mes, del 26 de agosto al 28 de septiembre de 1978, fue uno de los más breves y originó el más reciente ‘año de los tres papas’, durante el cual la Iglesia fue conducida por Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

Pablo VI: el pastor reformista

Giovanni Battista Montini prosiguió desarrollando el Concilio Vaticano II, interrumpido por la muerte de su antecesor Juan XXIII, y propugnó la reconciliación entre las iglesias ortodoxa, anglicana y protestante, conduciendo su mediación hasta acuerdos históricos.

Durante su papado (junio de 1963-agosto 1978), orientado a la reforma y modernización de la Iglesia y sus enseñanzas, redujo la actividades ceremoniales en el Vaticano, impulsó una importante revisión de la misa, inauguró los viajes apostólicos por los cinco continentes y visitó Tierra Santa.

Juan XXIII: con el Concilio

En su encíclica más conocida, Pacem in terris de 1963, un documento que ha marcado el papel de la Iglesia en la sociedad actual, Giuseppe Roncalli explicó el reconocimiento de los derechos y deberes del hombre como base de la paz mundial.

Beatificado en septiembre del 2000 por Juan Pablo II, pese a la brevedad de su Pontificado (octubre de 1958 a junio de 1963) Juan XXIII supo ganarse la simpatía de sus fieles, que le siguen recordando con el cariñoso de apelativo de El Papa Bueno.

Pio XII: el pastor de la paz

Proveniente de la administración vaticana, Eugenio Pacelli contó con un factor crucial en su Pontificado (marzo de 1939 a octubre de 1958), como fue su coincidencia con la II Guerra Mundial, contienda que procuró evitar por todos los medios, realizando en un último intento diplomático.

Aunque sus esfuerzos pacificadores no dieron resultados, el papa Pío XII consiguió salvar a Roma de la destrucción durante la ocupación alemana y, gracias a sus esfuerzos, muchas personas pudieron refugiarse en el minúsculo Estado Vaticano, que también desarrolló un vasto programa de ayuda para las víctimas. Por ello, se le conoce como ‘el papa de la paz’.

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