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Publicado por
celia travieso
León

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La belleza precisa tiempo para ser creada. Hoy en día ese tiempo no se concede ». (Giorgio Armani).

Se acerca la primavera y con ella, lo último en moda. Todas las tendencias del mundo se ponen a nuestra disposición para que consigamos proyectar un poco de alegría sobre estos cuerpos serranos. Si el gris fue uno de los colores del otoño —en prendas, ánimos y perspectivas— la nueva estación trae consigo un sinfín de opciones para que, cada mañana, abramos el armario con una sonrisa, o casi. Sufrimos una avalancha de flores, rayas y volantes, qué, ni que decir tiene, se aconseja lucir por separado, viva la alegría pero tampoco es cuestión de salir a la calle pareciendo una folclórica pasada de vueltas o de algo peor.

Las más sobrias pueden hacer una apuesta segura por el binomio blanco/ negro ya que la eterna pareja se reinterpreta con éxito una temporada más. Si, como yo, eres de las que no se ven favorecidas vestidas por entero de copo de nieve, utiliza el blanco en los accesorios que completarán tu look: zapatos, carteras de mano o joyas —atención a las perlas, reinas de lo retro—, retrocede a la infancia y pon cara de monería para convencer a tu madre que te preste las suyas, no te arrepentirás de la negociación materno-filial cuando las tengas en tu poder

Además de las perlas, se mantienen en alza los complementos maxi ( gargantillas) y los colores flúor —éstos mejor en pequeñas cantidades—. Si salir vestida de Martirio no procede conquistar la calle pareciendo un flash de lima-limón tampoco.

Bien, dicho esto, yo he cumplido mi objetivo profesional de informar a las masas sobre lo que dicta la pasarela y cómo adaptarlo a nuestro ecosistema. Ahora, mi consejo personal: vístete, exactamente cómo te de la gana. La identidad individual es, y no siempre, lo único que no está en estado crítico en este país. Antes de que a alguien se le ocurra la posibilidad de vestirnos a todos de uniforme para recortar en color deberíamos salir a reivindicarnos ataviados con encajes, pajaritas, tules y tachuelas. Una manifestación con esta pinta puede restarnos seriedad? ¡Qué más da¡ la buena imagen externa sigue siendo determinante a la hora de trasmitir confianza? Lo dudo. Los sucesos acaecidos en los últimos días demuestran que los payasos superlativos sólo se reivindican en traje y corbata, y maletín- complemento indispensable para guardar los sobres.

A los que no hemos sido tocados con la varita de los asesores de partido sólo nos queda llegar a fin de mes jodidos pero elegantes. Todos los trabajadores, sobre todo los autónomos, aspiramos a trabajar para vivir—¿qué cosa tan absurda verdad?—. Yo nunca pensé en hacerme rica, cosa que no creo que se consiga trabajando, ni en vivir por encima de mis posibilidades, que ni sé ni entiendo lo que significa. Yo, repito, sólo quiero trabajar para vivir: un sueldo diferido (o en abierto me da igual), apuntarme al paro sabiendo que tengo el colchón o la cuenta clandestina repleta de billetes, por si el estado falla y un día me encuentro con una mano delante y otra detrás, que mis amistades de la realeza me consigan colaboraciones puntuales que me ayuden a pagar la hipoteca del chalé de Pedralb…no¡ de mi piso, coño, lo normal.

Qué país es este en que no se atienden peticiones tan elementales. Qué país es este que no cuida como oro en paño a sus trabajadores, a sus jóvenes, que habla de lo que no sabe y se pone en la piel de gente que nunca llegará a conocer. Cómo alguien desde su sillón de piel vuelva a hablarme de sus difíciles circunstancias, aviso, le arreo un rejonazo. No creo que haya nadie que merezca ganar 21.000 euros al mes, pero si lo hay, dudo mucho que sea un político. A todos los trabajadores de este nuestro reino, en mi despedida y cierre, mi más sincero agradecimiento.

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