«La noche se ha alargado demasiado»

De su nombre sólo tiene en común la calidez con la que se recibe al visitante. El Infierno y su dueño, Raimundo Alonso, ‘Mundi’, llevan en pie cuarenta años, siendo los más veteranos del barrio. Y su diabólico mote tiene una explicación: «se llama así por los chorizos al infierno, que se preparaban en una cazuela de barro y se cocían en fuego». Antes de acoger tal ‘satánico’ producto, el bar fue la primera pizzería que hubo en todo León. «Lo que pasa es que en aquella época la gente no tenía cultura de esa comida, aunque estaban muy ricas y el negocio no funcionó».

Así era la situación cuando Mundi cogió la taberna en 1973, una época de la que recuerda menos aglomeración de locales. «Antes éramos muchos menos, unos 38 aproximadamente, además de una unión bastante grande y no como ahora que hacemos la guerra por nuestra cuenta y así nos va».

Asimismo, reconoce que el barrio ha evolucionado al mismo ritmo que lo ha hecho la vida; «han cambiado los clientes, el horario y la forma de alternar de la gente. Cuando empecé había una cultura del vino y las pandillas, de cantar y eso se ha ido modificando, vino gente más joven y ahora la crisis nos afecta a todos». Del mismo modo, asegura que los horarios de cierre se han estirado. «Se ha alargado demasiado la noche. Antes se cerraba a las diez, mientras que a esa hora comienzan a llegar los clientes». Ahora, con 62 años, empieza a vislumbrar un merecido descanso, pero confía en que El Infierno continúe aportando la combustión y la ardentía que necesita la noche leonesa de la mano de su hijo, que ya trabaja con él. «Espero que él siga con la tradición, pues tiene un negocio conocido con una clientela muy fiel».