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Publicado por
fernando mañueco
León

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Decía una antigua campaña publicitaria de una empresa pública de transportes aquello de «el bono bueno... el bono bus». Ahora cuando se habla de bonos, nadie piensa en autobuses, sino en los complicados y casi dramáticos mercados de deuda pública. Este mercado ha sido el campo de batalla en el que han quedado en evidencia los problemas de fondo y de forma que atribulan a la depauperada Europa.

Entre los analistas empieza a ponerse de moda la inversión en deuda pública española. Los expertos aseguran que los bonos españoles son preferibles a los italianos, por ejemplo, por la mayor inestabilidad política de aquél país, y , por su supuesto, preferibles a los alemanes, estadounidenses o japoneses, por su baja rentabilidad. Aquellos son más seguros, pero mucho menos rentables. Alemania, en algunos plazos, ofrece de hecho rentabilidades negativas.

Pero parece que los bonos españoles han convencido a los inversores de que el riesgo de impago es muy reducido una vez que se aleja el peligro de un desmembramiento de la zona euro y un vez que España ha adoptado ya buena parte de las medidas de ajuste y las reformas que le exigen sus socios comunitarios. A Italia cada vez le cuesta más colocar su deuda, mientras España vive un momento dulce. El Tesoro español ha cubierto ya más del 40% de sus necesidades de financiación para el conjunto del ejercicio. Sólo en la semana pasada ha captado cerca de 10.000 millones en letras y bonos.

Y, además, ha conseguido rebajar sustancialmente su coste de financiación.

Pasará tiempo antes de que puedan verse de nuevo rendimientos tan apetecibles como éstos y con un nivel de seguridad tan elevado. Baja el rendimiento, pero sube de forma exponencial la seguridad.

También las empresas están aprovechando esta mejor disposición del mercado y ese mayor interés que muestra el dinero internacional. Los bancos se han mostrado activos en las últimas semanas, mientras Telefónica acaba de colocar sin problemas 2.000 millones de dólares en bonos, lo que demuestra que mercados financieros están volviendo sus ojos hacia la deuda española, tanto pública como privada.

Las grandes compras de bonos por parte del banco central nipón genera ya una intensa corriente de liquidez hacia los valores del Tesoro de Estados Unidos y, sobre todo, hacia los bonos de la eurozona Los analistas esperan que el mercado de deuda mejore todavía más, sobre todo si el BCE recorta sus tipos de interés empujado por los tibios datos de actividad económica que se van desgranando en la eurozona. Si ello sucede y el BCE toma medidas para reanimar la economía, los mercados secundarios de renta fija privada y deuda pública deberían reaccionar con subidas de precios, para ajustar las rentabilidades a los nuevos tipos de referencia más bajos.

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