Diario de León

La saga más famosa de astorga

La fuerza sí les acompaña

capaces de arrastrar cantidades inimaginables, los forzudos de astorga se preparan para un verano con nuevas pruebas y la intención de seguir engrosando su lista de récords Guinness

Furgonetas, camiones y autobuses, pueden con todo.

Furgonetas, camiones y autobuses, pueden con todo.

Publicado por
Lucía Diez
León

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Algunas familias comparten una habilidad que las hace únicas, una afición que se transmite de generación en generación, impulsada por los genes, que les dotan de especial trasfondo para ejecutarla. Son famosos los casos de proles dedicadas a la música, a la literatura, miembros de una misma estirpe que han continuado los pasos de sus antepasados con la misma fortuna que ellos. En Astorga existe un ejemplo similar, donde la fuerza y la mente se aúnan para resultar una mezcla desconocida y, de momento, no superada, como ocurre con la saga de forzudos más famosa del país y de todo el mundo.

Tres generaciones que actúan juntas, encabezadas por su patriarca, Luis Jiménez, de 60 años, y continuada por dos de sus hijos, Emilio y María de las Mercedes, más conocidos como ‘Billy’ y ‘Sandra’, de 38 y 29 años de edad, respectivamente, junto a los más jóvenes de la familia, Christian, que cumplirá los 17 próximamente, aunque su hermana Desirée también participa en los espectáculos, «pero no se dedica a arrastrar, ya que va a cumplir 15 años y la hemos apartado de ese circuito, aunque sigue saliendo en las exhibiciones», asegura Billy. Además, podrían considerarse casi de la familia los autobuses de Pedrín y el camión de Gonzalo, que participan en los espectáculos desde hace varios lustros.

La saga ha conseguido innumerables récords Guinness, dos de ellos de reciente validación, como arrastrar 1.500 kilogramos con el pene o mover un autobús lleno de personas, tanto sentadas, unas 55, como de pie en el pasillo, unas 15; simplemente, con la ayuda de su cabello. Además, como no podía ser menos, siguen mejorando su espectáculo con más actuaciones donde ponen al límite su fuerza bruta y mental, como se verá este verano en las fiestas de Astorga, donde intentarán nuevos rompimientos y superar un nuevo récord: mover 115 personas en una escalera de hierro colocada encima de 18 ruedas y arrastrada por una sembradora, algo que se logró el año pasado pero con 107 personas.

Tampoco se puede olvidar un viejo anhelo de Luis: desplazar un avión de 30 toneladas en el aeródromo de la Virgen del Camino, un sueño pendiente de cumplir. Para ello, sólo necesita el aeroplano, ya que cuenta con el permiso —«por escrito», asevera Luis—, para usar el aeródromo. Jiménez no cesa en su anhelo de poder conseguirlo. «No me gustaría morir sin haberlo intentado al menos».

Origen

La odisea de esta familia la comenzó, como no podía ser de otra manera, el patriarca de la saga hace cuarenta años. «Desde pequeño siempre me gustó el deporte. Empecé a practicar fisioculturismo, pero conocí a un maestro vietnamita y me pasé al kung fu o artes marciales». Concretamente, practica el estilo del Dragón Amarillo, Escuela Shao Lin y el del tigre por la Escuela Siu-Lam, dos de los muchos estilos con los que cuenta el kung fu.

Todas las artes marciales, como ésta, se miden por dan o grados, esto es, una especie de método para validar el progreso de sus practicantes. Luis, el patriarca, ostenta el sexto grado, «porque en kung fu se habla de grados», añade. «Estás toda tu vida perfeccionando para ir alcanzando grados, que también se logran por méritos que se hagan, por años y conocimientos en hacer». «La gente me considera un alto nivel en la vida del wushu kung fu, en tener fuerza y en hacer las cosas que yo hago, como doblar una lanza en la tráquea». Sus hijos también pueden presumir de poseer grados en este noble deporte. Billy es cinturón negro tercer dan y maestro, un título que se adquiere con la consecución de este nivel, mientras que Sandra tiene el primer dan. Además, en público puede mover camiones con el cuello de 9.000 kilogramos, aunque en los entrenamientos ha logrado arrastrar hasta 12.000.

Por su parte, Billy ha soportado piedras de gran tamaño que alcanzan los 230 kilogramos, que se rompe a base de golpes. Además, ha resistido otra de «unos 150 kilogramos con una bola de cañón que pesa otros cuatro y que se deja caer desde el aire para que golpee la piedra», además de otra pequeña de un kilo y medio en sus partes íntimas. Asimismo, también está probando números nuevos de esta modalidad.

Entrenando duro

Tras las espectaculares exhibiciones de los Jiménez, hay horas y horas de esfuerzo, de perfeccionamiento y creación de nuevas pruebas para su amplio repertorio. Para ello, intentan entrenar entre tres y cuatro veces a la semana, siempre y cuando los compromisos profesionales y estudiantiles de cada uno se lo permitan. Sus entrenamientos, de aproximadamente una hora y media, cuentan con varias partes en las que incluyen una limpieza de mente, ya que Luis asegura que «la gente que practica este arte tiene un día para hacer relajación y meditación».

De hecho, la concentración les ayuda a dominar todos los dolores que sufren, ya que no todo es cuestión de fuerza; ellos hacen suya la máxima mens sana in corpore sano . «Todo lo que se hace aquí es concentración»—asevera Billy— «para aguantar el choque de varias tejas en la cabeza que pueden provocar alguna pequeña lesión o sangrar un poco, es necesario concentrarse».

No sólo eso, sino que también incluyen en su entrenamiento algunas pruebas de elasticidad y flexibilidad, aunque, como reconoce el patriarca de los Jiménez, «si te dedicas a la potencia y a la fuerza, la elasticidad pasa a segundo plano, no se compaginan bien». De hecho, la ejecución de destrezas tan diferentes entre sí les ha hecho merecedores del título de la saga más fuerte de España y, por ende, del mundo. «Un hombre solo puede hacer varias cosas, pero una familia entera, que varía desde la edades de Luis y Christian, con todos lo números que hacemos, elasticidad, potencia, fuerza... no la hay, así que en conjunto sí, somos los más fuertes del mundo».

Sin embargo, el entrenamiento ha pasado por varias etapas, debido a la edad de sus integrantes. Billy comenzó en este mundo a los siete años a través de unas katas de inicio, unas formas de kung fu, y «también con la defensa personal, un tema que engancha a la gente y gusta bastante, un inicio al deporte al que vas a practicar». A una edad similar se incorporaron Sandra y Christian; la familia lleva trabajando junta unos diez años.

Muchos dolores

Todos los ejercicios que realizan no son baldíos; aunque no sea patente en sus rostros o en sus gestos, el dolor se lleva por dentro, e incluso en algunas ocasiones se han llegado a causar heridas de consideración.

En el caso de Luis, los dolores se trasladan a la boca, donde ha sufrido la pérdida de varios dientes y muelas; tampoco su perilla queda impune: arrastrar tiene un precio, pues como él mismo asegura, «salen los pelos con raíz y sangrando». Afortunadamente, no han experimentado lesiones de gravedad, aunque Luis y Billy reconocen que han sufrido cierto dolor en sus partes íntimas en la ejecución de algunas de sus habilidades. En el caso del patriarca de la familia, al trasladar cientos de kilogramos con el pene, mientras que su hijo al romperse una piedra.

La saga reconoce que dos veces al año acuden a revisiones de médicos cercanos a la familia que les aconseja sobre los números que realizan. «Nada de lo que hacemos es casual, nos revisamos de forma periódica y el doctor nos indica lo que podemos seguir haciendo y lo que no».

Sus hazañas no sólo se han quedado en Astorga y en León, sino que han llegado a lugares tan lejanos como la Isla Margarita, en el mar Caribe, así como también en Rusia, Suiza, Francia, entre otros. Y es que la saga forzuda tiene mucho tirón. Su última hazaña: resistir cuatro actuaciones seguidas en el centro comercial El Rosal el pasado mes de marzo. Hazañas hercúleas que no incluyen matar a leones o dragones, pero que resultan igual de espectaculares y que ponen a prueba los límites del ser humano, si es que los tiene.

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