Diario de León

ramón herguedas

«Sin nosotros, esto sería un comercio»

Ramón Herguedas prepara la comida en el albergue junto a un peregrino.

Ramón Herguedas prepara la comida en el albergue junto a un peregrino.

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León

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Todo surgió en el verano del 2010. «Hice el Camino de Santiago y fue entonces cuando conocí la labor de los hospitaleros voluntarios. Entonces me pregunté por qué no podía hacerlo yo». Ramón Herguedas decidió en aquel momento dar a los demás un poco del tiempo libre que le deja la vida de jubilado. Vive en un pueblo de Valladolid y acaba de pasar dos semanas en el albergue leonés de Bercianos del Real Camino.

Tiene claro lo que le aporta este trabajo: «Me permite conocer y hablar con mucha gente». Ha hecho la ruta o francesa, la aragonesa y la mitad de la costa norte. Esto le ha permitido adentrarse un poco más en la vida al caminante, pero ahora desde el otro lado. «Hay de todo, gente que es peregrino de verdad, otros que simplemente hacen turismo y también quienes viven en el Camino», explica. Lo que tiene claro es que el perfil de quien hace el recorrido a Santiago de Compostela ha cambiado. «Antes uno se conformaba con una cama en la que descansar y ahora la gente exige cosas raras como una habitación individual», sostiene Ramón, un tanto sorprendido. «Parece que no se dan cuenta de que lo único que hacemos los hospitaleros voluntarios es ayudar al peregrino». Y concluye con una frase poco alentadora: «Cuando desaparezcamos, esto se convertirá en un comercio».

Los quince días que ha pasado en el albergue de Bercianos suponen para él dos semanas de un trabajo diferente al que está acostumbrado en su vida cotidiana. «Me levanto a las seis y media de la mañana, preparo las tostadas, las galletas y la leche del desayuno. Aquí cada uno se lava su taza y en la cena también colaboramos todos», apunta.

El albergue, de 48 plazas, se llena a partir de mayo. «Tenemos colchonetas por si viene alguien más y hay que darle cobijo», explica Ramón.

Todas las partes de su trabajo como hospitalero voluntario le gustan por igual. «Yo me lo paso bien todo el rato; durante el día quizás tengo un poco más de trabajo, pero en general todo es bastante agradable». Quizás el momento de la cena, cuando se comparten las experiencias de la jornada, sea uno de los más especiales. Es cuando toca reponer fuerzas para calmar el cansancio de la larga caminata y cuando se conoce a otros peregrinos. Toca compartir. «También cuando hace buen tiempo y podemos charlar fuera, al aire libre», asegura Ramón Herguedas.

Estos quince días que pasa como hospitalero voluntario le permiten estar ocupado en la atención a los demás y desconectar un poco de la rutina diaria. «Cuando peor lo paso es en los momentos en los que no tengo nada que hacer».

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