Deslocalizar, ¿irreversible?
Hace una década, José Luis González hizo las maletas y se fue a China para abrir la primera implantación productiva de Petrel 92, una empresa que cerró en Alicante porque no podía hacer frente al precio que ofrecían sus competidores asiáticos. Pero hace seis años adivinó la que se avecinaba: «Era evidente que los costos estaban subiendo hasta hacer poco viable la producción en Guangdong». Así que llevó la fábrica al sur de Vietnam, donde ahora fabrica calzado para marcas como Mango o Next. «Ofrecemos buenas condiciones a nuestros empleados, y la presencia de empresas extranjeras está motivando que las locales también mejoren la situación de los trabajadores»
Ahora, sin embargo, la crisis ha devaluado tanto la mano de obra española que muchos consideran que ya es posible regresar a los antiguos centros de producción y ser competitivo. «Sin duda, no para el calzado barato, pero sí para el de gama alta», explica Javier García Lillo, secretario general de la Federación de Industrias del Calzado Español. De hecho, aunque China pierda atractivo como base productiva, lo gana como mercado «Es el país al que exportamos el calzado más caro, a una media de 47,83 euros el par —la media en el resto es de unos 18—», apunta García Lillo«Y no podemos perder la tradición porque el ‘Made in Spain’ es una marca de calidad con mucho tirón», sentencia Antonio Ruiz, jefe de ventas de Panama Jack.