Diario de León

Concha casado

Retales de toda una vida

A un día de cumplir los 93 años, la ilustre etnógrafa leonesa cede su inmenso legado para emplazar a las generaciones venideras al estudio de lo más profundo de nuestra cultura

En el centro, la etnógrafa, vestida con indumentaria tradicional con otras dos chicas en 1934 en Truchas.

En el centro, la etnógrafa, vestida con indumentaria tradicional con otras dos chicas en 1934 en Truchas.

Publicado por
Lucía Diez
León

Creado:

Actualizado:

Pocas personas han disfrutado de una vida tan intensa y apasionante como la suya y, que a un día de cumplir los 93 años, siga en plena batalla por cumplir retos personales. También pocos pueden llegar a su edad con la misma naturalidad y frescura que los lleva ella. Ella es Concha Casado, etnógrafa, lingüista e investigadora pero, sobre todo, impulsora de la cultura tradicional leonesa. Un empuje que no cesa y que ahora ha compartido con todos aquellos investigadores que deseen consultar sus pormenorizadas indagaciones en tantos y diversos ámbitos.

El Museo Etnográfico Provincial de León, ubicado en Mansilla de las Mulas, guarda más de 6.000 objetos pertenecientes a la investigadora, entre los que se encuentran libros, tanto antiguos, como descatalogados y modernos; material audiovisual y objetos personales y profesionales, además de premios y reconocimientos. Todos ellos forman la Biblioteca Etnográfica Concha Casado, un lugar destinado al culto y a la investigación para los más eruditos. Su recopilación de libros antiguos procede de su etapa madrileña, cuando acudía a la Cuesta Moyano, donde reservaban todo tipo de documentos que pudieran interesar a la etnógrafa.

Su amplia colección se encuentra en estos momentos en un proceso de catalogación, ya que se está trasladando a la base de datos de absysNET, que comparten todas las bibliotecas públicas de la comunidad autónoma para poder facilitar su acceso. Asimismo, en el legado donado por Doña Concha se hallan varias reliquias, como las Ordenanzas de la ciudad de León del año 1669 o ejemplares originales de La Pícara Justina del siglo XVIII, para las cuales también está vigente un proceso de digitalización de la información. Y es que su deseo primordial de donar su amplia dote cultural ya viene de muy lejos, de 2010, aunque se hizo posible hace menos de un mes. Su anhelo es que sean consultados, «que no guarden polvo», como ha exclamado en alguna ocasión; una entrega que define a la perfección a la etnógrafa en su afán por dar a conocer la cultura leonesa.

El regalo del saber

De hecho, hasta el propio alcalde de la ciudad leonesa Emilio Gutiérrez ha dicho de ella que es «una mujer que da cultura sin pedir nada a cambio». Doña Concha asegura que no le ha dado pena donar su amplísima colección. Su objetivo es enseñar a las generaciones futuras, transmitir a todos aquellos lo mucho que puede dar de sí una provincia como la leonesa.

Dignificar e intentar que los demás valoren la cultura como lo hace ella es su lucha y son innumerables los libros en los que narra lo más profundo de la provincia leonesa. De ese numeroso fondo donado, hay pequeños tesoros pictóricos, como fotografías de toda una vida en las que Doña Concha aparece ataviada con trajes tradicionales, además de revivir sus años de estudiante, sin olvidar su más tierna infancia. Su mantra, «la cultura no está reñida con el progreso», está tan unido a ella como su pasión por la Cabrera, lugar en que estuvo seis meses para realizar su tesis doctoral, dirigida por Dámaso Alonso y que obtuvo premio extraordinario. El habla de la Cabrera Alta: contribuciones al estudio del dialecto leonés , fue la primera piedra de un gran muro de conocimiento construido por una mujer incansable. Doña Concha eligió este entrañable lugar debido a que su abuelo, natural de un pueblo de Zamora, había tenido un negocio allí.

La investigadora residió durante seis meses en la casa-comercio que había pertenecido a su familia en la comarca, conviviendo con todo tipo de personas y participando en diferentes actividades. No en vano, Concha Casado aprendió a usar el manal cabreirés o las diversas labores de costura. Para ello, se sumergió en la cultura cabreiresa y olvidó la técnica de la ‘pregunta-respuesta’. «Por el día, convivencia; por la noche, a la luz de los candiles, anotaba todo lo que me decían porque no podía hacerlo antes», señala doña Concha al rememorar sus años de tesis doctoral, una de las etapas de vida de la que más orgullo siente.

Asimismo, también destaca con especial calidez las aventuras vividas en sus últimos años en Madrid, antes de jubilarse, cuando acudía a la Escuela Madrileña de Cerámica, donde encontró fotografías tomadas en Val de San Lorenzo en 1926, año en que un profesor de la Escuela acudió a impartir un curso de seis semanas.

Doña Concha visitó el lugar en varias ocasiones para poner nombre a las personas que aparecían en las imágenes y sus resultados se recogen en el libro Un carro amarillo y algo más , un trabajo que le reporta especial satisfacción.

El poder de la Artesanía

Una de sus batallas continuas, donde nunca cesa y se rinde es el mundo de la artesanía. Concha es una de las guardianas de esta noble técnica, que siempre ensalza; una salvadora de lo autóctono enraizado con la esencia leonesa que pretende que llegue a los más jóvenes para que continúen esta milenaria cultura. Por eso, doña Concha, cabeza bullente de ideas que nunca tienen fin, participa todos los años en la feria de artesanía de Val de San Lorenzo, donde también han incorporado una sección para jóvenes.

Entre tanto, Doña Concha no para. Para este verano le esperan presentaciones de libros, una visita a Val de San Lorenzo y un cumpleaños por celebrar, sin olvidar el monasterio de Gradefes, al que asiste todos los meses y donde se siente «viva», la misma viveza que ella le devolvió hace unos lustros cuando consiguió que se restaurara el claustro cisterciense del pueblo. Así es Concha Casado, una vida dedicada a la expansión de la cultura leonesa en todos los sentidos de la palabra.

tracking