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Las acciones del Banco Popular han subido con fuerza en la Bolsa en las últimas semanas. En apenas dos meses han pasado de poco más de dos euros y medio, a pagarse cerca de cuatro. Es una revalorización espectacular próxima al 70% que ha llamado la atención del mercado, aunque con esta machada los títulos de la entidad sólo consiguen recuperar los niveles que tenían hace un año. Los accionistas del Popular han vivido un pequeño o gran calvario en los últimos ejercicios. Por eso se agradece esta mejoría.
Después de la gran ampliación de capital que ha realizado el banco (2.500 millones de euros) y después del ‘contrasplit’ o agrupamiento de acciones, ahora el Popular empieza a levantar el vuelo en la Bolsa. Sin embargo, los expertos continúan mostrándose cautelosos, recelosos y temerosos.
La agencia de calificación de riesgos Moody´s, por ejemplo, ha publicado recientemente un informe muy duro sobre la banca española. Prevé un repunte de la mora, (pese al cambio de tendencia experimentado recientemente por la transferencia de activos al llamado banco malo) y considera que las entidades financieras tendrán que elevar de nuevo su nivel de provisiones, como consecuencia del continuo deterioro de sus activos inmobiliarios y de los créditos a empresas no relacionadas con el sector inmobiliario.
Sobre el Popular, además, pesa la debilidad de su perfil financiero, ya que descansa mayoritariamente en el negocio de las pequeñas y medianas empresas. Los activos problemáticos (préstamos morosos, activos inmobiliarios y créditos refinanciados) suponen un 30 por ciento de la cartera crediticia del banco.
Si el Banco de España exige nuevas dotaciones para cubrir la refinanciación de créditos, los bancos tendrán que realizar provisiones extraordinarias de entre 10.000 y 30.000 millones de euros, según calculan diferentes analistas. Recientemente el presidente de Popular, Ángel Ron, aseguró que la entidad absorberá este año el impacto sobre sus cuentas de las reclasificaciones de las carteras de créditos refinanciados mediante el recurso a las provisiones genéricas y al margen de explotación. Los analistas de Ahorro Corporación consideran que el aumento de provisiones «podría llegar a comerse por completo» los beneficios del Popular.
Si el Popular no pudiera cubrir las nuevas provisiones mediante recursos propios, la entidad tendría o bien que volver a ampliar capital o solicitar ayuda. Pero ya no será el Estado el que inyecte la totalidad del dinero necesario. También tendrán que soportar parte del peso los tenedores de deuda subordinada y deuda senior. Técnicamente el valor ha puesto los pelos de punta a más de un inversor, al marcar una serie de máximos y mínimos decrecientes, lo que no suele ser nada bueno.