La retaguardia de una mirada

Parafraseando el antiguo dicho, detrás de un gran hombre hay una gran mujer, y un gran padre. Andrés Martínez Trapiello confiesa cómo es estar en la retaguardia de su hijo. — ¿Cómo es la vida de su hijo? — Viene, está de paso y en cualquier momento se vuelve a ir. Esta última vez estábamos comiendo y Egipto sonaba en las noticias, a las dos horas decidió que se marchaba. Lo entiendes porque es lo que él quiere.

— ¿Le ha costado aceptar la vocación de Andrés?

— A mí no, a mi mujer sí. Sobre todo cuando empezó a marcharse a Haití y a otros países en conflicto. Yo, siendo sincero, tengo un poco de envidia sana.

— ¿Usted también fotografía, fue quien le inculcó esta pasión? — No, todo lo contrario, si yo he hecho fotos ha sido por Andrés. — ¿Tiene miedo por él?

— No he tenido más que cualquier padre que si hijo está viajando y que puede quedar en cualquier carretera. Aunque las circunstancias sean distintas y más fácil que le ocurra algo.

— ¿Siempre tuvo clara la vocación de su hijo? — En un principio quería estudiar medicina. Luego fue descubriendo que tenía destreza para la escritura y viendo que el periodismo era más factible. Además siempre tuvo la referencia de su abuelo que era periodista.

— ¿Qué valores ha querido inculcar a sus hijos?

— Siempre he pretendido que sean felices, en vez de intentar hacerles yo feliz. Estoy muy satisfecho con mis tres hijos.

— ¿Cómo es la relación con Andrés?

— No hemos llegado a ser colegas. El mío es el papel de padre, que aconseja. La relación ha ido cambiando, mejorando con el tiempo, es más madura, tenemos un carácter muy parecido. Intercambiamos impresiones, yo desde mis perspectiva de padre y él desde la suya de joven. Él dice «aquí lo que habría que hacer es la revolución», yo soy más partidario de la evolución.

— ¿Siempre ha demostrado esa sangre fría?

— Sí que afrontó una serie de circunstancias familiares con mucho carácter. Como si no pasase nada. Detecté que se enfrentaba a situaciones complicadas él solo y luego nos lo comunicaba.

— ¿Podría definir a su hijo?

— Es una persona que intenta ser libre, no le vale que le planten un hecho, necesita el por qué. Andrés reflexiona sobre la vida, se involucra y piensa en las circunstancias que le rodean. Y es amigo de sus amigos, algo que valoro y noto especialmente cuando regresa a León.