arenas movedizas
Los mercados vuelven a vigilar de reojo la marcha de los acontecimientos en Grecia. Los analistas creen que las Bolsas pueden sufrir una corrección en el corto plazo debido a la falta de acuerdo en Estados Unidos para la ampliación del techo de deuda y debido también a la creciente posibilidad de que Grecia necesite un nuevo rescate de forma prácticamente inminente.
Los nubarrones en el horizonte pasan también por la complicada situación en Portugal. La frágil situación en ambos países puede convertirse en la justificación para que los mercados den un paso atrás. La Bolsa de Madrid se encuentra en sus mejores niveles de los últimos dos años, por lo que no sería extraño (ni vendría nada mal al mercado) una para y fonda para sanear y consolidar los logros conseguidos. Las cosas todavía están lejos de mejorar en Grecia. De hecho, los próximos meses pueden convertirse en un nuevo calvario. Grecia se desangra.
La única buena noticia es que los problemas de Grecia, aunque preocupan profundamente, parece que ya no son capaces de desestabilizar al conjunto de la zona euro. Algo es algo. Al paso que vamos, parece claro que Grecia no podrá volver a financiarse en los mercados con costes razonables durante mucho tiempo. Casi todo el mundo se pone en lo peor. De hecho, Grecia ha salido del índice MSCI de países desarrollados que elabora Morgan Satanley. Es un dato. Al final no habrá más remedio perdonar parte de la deuda de Grecia para que el país salga de su abisal depresión económica.
También Portugal camina por arenas movedizas. Cada vez parece más necesario un segundo programa de ayudas en cuanto finalice el actual, en junio de 2014. La agencia de calificación Standard & Poor´s ha puesto en revisión el «rating» de Portugal y el de las grandes entidades financieras portuguesas. Santander Totta, Caixa Geral de Depositos, Banco Espirito Santo, BPI y Banco Comercial. S&P observa riesgos crecientes de que Lisboa no pueda alcanzar sus objetivos de ajuste fiscal. Hay riesgo de incumplimiento, porque los recortes de gastos no se desarrollan a la velocidad necesaria. Y todo ello con el trasfondo de una actividad económica muy débil. Al igual que Grecia, los analistas temen que Portugal no sea capaz de acceder en buenas condiciones al mercado de crédito y que no pueda financiarse autónomamente de manera sostenible. También cuecen habas en España. Últimamente son frecuentes los rumores sobre la posibilidad de que las agencias S&P, o Moody´s, o Fitch, o las tres, rebajen de nuevo el «rating» de la deuda española. Nadie olvida que Moody´s sitúa la calificación de la deuda de España tan sólo un paso por encima de la categoría de los «bonos basura». Pero los incipientes síntomas de recuperación de la actividad que ha ofrecido la economía seguramente bastarán para evitar una nueva degradación crediticia de España.