La pasta

I s the economy, stupid , le dijo Bill Clinton a Bush padre en campaña electoral. Le ganó las elecciones. Fue hace 20 años. Pero no es la economía, estúpido, es el dinero: «Sigue a la pasta», dice Garganta Profunda en Todos los hombres del presidente (1976). No está probado que Deep Throat hablara así a Carl Berstein y Bob Woodward, los periodistas del Watergate .

Pero es una verdad que se repite con la misma intensidad que las mentiras de Montoro retumban en los oídos de quienes no las creemos. Lo dijo ayer Gamoneda: Sigue la pasta y encontrarás el motivo del golpe del 36. Y de la barbarie. Lo dijo en el cementerio de León, donde florece ya, aunque cercenada, la memoria de las víctimas olvidadas del franquismo. Hay más de 1.500 nombres rescatados en el memorial y más de 140.000 personas desaparecidas en España que ningún Gobierno ha buscado ni parece que buscará. Fue el alto precio que se pagó para cumplir los designios del capital: «Adquirir más barato el trabajo», aclaró el poeta.

Trepan las mentiras

Oigo a Montoro: «No bajan los salarios, se modera su subida». Es uno de los hombres del presidente. De Rajoy, el que no sabemos si sube o baja. El que se mantiene a flote en medio de la estafa económica. El que ofrece a Japón competitividad por bajos salarios. El que fue a Fukusima como Fraga a Palomares y regresó como un vulgar Murphy.

Trepan las mentiras de Montoro. Bajan los salarios. Suben los precios. Suben las fortunas de los millonarios. Bajan los derechos. Trepa la caridad. La palabra proletariado sube de nuevo al imaginario colectivo tras el espejismo de sociedad de nuevos ricos y «democracia falsificada».

Follow the money . Y el alcalde se subió a lomos de la Historia. La que escriben, como siempre, los vencedores. Levantó el dedo en Puerta Castillo. En la casa que fue de Catalina Fernández Llamazares, banquera leonesa. En la casa que dicen de Víctor de los Ríos, el famoso escultor, su marido. La casa que el Ayuntamiento de León compró a un constructor para, dijeron, preservar los restos de la Legio VI Victrix. De paso, qué casualidad, ahorró a la constructora una larga batalla con unos inquilinos molestos. El CCAN y la CNT. Hay contubernia y contubernios.

Sin pisar tierra mojada

Hace 40 años y uno más arribó a su buhardilla destartalada el Club Cultural de Amigos de la Naturaleza (CCAN). Hace dos años fue desalojado en nombre de la Historia. Se salvaron las pinturas de sus artistas libres. El Ayuntamiento está en deuda con el CCAN. Le debe una explicación y un lugar en la Casona.

El alcalde se sube a las alturas de la Historia, pero no pisa tierra mojada. Nadie del Gobierno municipal, nadie del PP, fue a inaugurar la capilla laica. Se adelantaron los fachas con una pintada. Madrugan. El alcalde reivindica el pasado. El romano y el medieval. Y la Cuna del Parlamentarismo como una pantomima de la democracia. Pero cercena el árbol de la esperanza en la capilla laica en nombre de la economía. No, no es la economía. Es la ideología del olvido. No nos llame idiotas.

Hundidos en el mar

Sigue a la pasta y llegarás a África. A países empobrecidos por guerras que esconden poderosos y brillantes móviles económicos. Sigue a la pasta y verás a los traficantes de seres humanos. Sigue a la pasta y verás a las personas que flotan sin vida en el mar alrededor de Lampedusa. Dice la leyenda que en esta isla hay que entrar con el pie izquierdo o morirás. Y cada vez entran más con el pie derecho. Europa se rasga las vestiduras. Como los fariseos en el templo. Sigue la pasta y hallarás la clave del golpe de Pinochet. 1973. Y el de Videla. 1976. Es la pasta, listos.