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CISTIERNA

La última voz de Concellón

El comercio que ha sido todo un referente en la comarca durante décadas cierra sus puertas como tienda de muebles después de un largo recorrido con mucha historia

Una fotografía de 1950 del interior del comercio Las Novedades, predecesor de lo que pasaría a llamarse con los años Muebles Concellón.

Publicado por
JOSÉ Mª CAMPOS
León

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Adiós a más de un siglo como referente del comercio en Cistierna. Miguel Concellón se jubila y pone fin a un negocio de muebles que lleva su apellido y que empezó con su padre Matías en 1932. Desde entonces, cuando fue adquirido tras un traspaso, han pasado muchos años plagados de anécdotas.

En sus orígenes, este establecimiento no tenía nombre y se le conocía como el comercio de Cesar Fernández. Parte de su historia continuó cuando un día, festividad de San Guillermo de 1932, Matías Concellón inició los trámites de lo que acabaría siendo su negocio después de establecer contacto con la propietaria del edificio, que por aquel entonces que era María Acevedo.

María había enviudado y decidió poner en traspaso el negocio. Matías residía en Asturias, concretamente en Oviedo, donde trabajaba como dependiente de unos almacenes. Siempre quiso vivir más cerca de su pueblo natal, Medina de Rioseco, y por eso había pedido a los viajantes con los que tenía contacto que le mantuviesen informado si algún negocio estaba disponible.

Quería estar cerca de casa. Asturias le parecía demasiado lejos para ir de vez en cuando a ver a sus familiares. Fue entonces cuando un viajante le habló del traspaso de este establecimiento en Cistierna. «Mi padre vino a Cistierna y empezó las negociaciones con la propietaria. En aquel entonces el comercio ya tenía un estocaje de productos. Al final se pusieron de acuerdo y cerraron el trato», comenta Miguel Concellón.

Así pues, el día de San Guillermo de 1932 se presentaron en Cistierna Matías y su hermano, Foro Concellón. Acababa de fallecer su padre y ambos aparecieron con traje y bombín negro. Se encontraron con un pueblo prácticamente vacío. Al preguntar a uno de los pocos transeúntes que encontraron por la calle se enteraron de que era la fiesta y la gente se encontraba en misa en la ermita de San Guillermo, así que decidieron esperar a que la gente volviese al pueblo.

Las caras nuevas es algo que siempre llama la atención en los pueblos, por eso cuando la gente llegó a Cistierna se encontraron con dos jóvenes de 25 y 26 años vestidos de negro. A partir de entonces, las mozas le llamaron ‘los iguales’ y ambos se quedarían para siempre con ese apodo. Ese sería el segundo nombre que tendría el nuevo negocio. «A pesar de que el negocio se llamaba Las Novedades, todo el mundo decía: ‘Vamos a cada de Los Iguales’», comenta Miguel, quien añade que como su abuela era muy devota de San Antonio, fue este día cuando decidieron abrir la puerta del nuevo negocio: El 13 de junio de 1932.

La condición de recién llegados de los hermanos Matías y Foro, los jóvenes propietarios, convirtió en ‘nuevo’ el local.

Antes de la llegada de los hermanos Concellón, el negocio tenía un estocaje limitado. Era un comercio mixto de calzado, tejidos, ferretería y menaje de hogar y en la parte trasera del local estaba la vivienda de los anteriores empresarios. Decidieron dar un cambio al negocio y el primer paso fue cambiar la puerta de entrada, que entonces daba al norte. Así, la zona de la puerta se ubicó en uno de los escaparates, tal y como hoy se conoce. En el interior reformaron la zona de la vivienda para convertirla en zona de almacén donde irían las estanterías que albergarían la nueva mercancía. «En aquel entonces se compraban partidas muy grandes de mercancías y era necesario un espacio amplio. Hay que recordar que se daba servicio a una comarca muy amplia que entonces tenía mucha población», explica Concellón.

Desde el mostrador

Recuerda Miguel, hijo y sobrino de los pioneros del negocio, que antes no había medios de transporte y la gente cuando acudía a Cistierna en días de mercado y ferias aprovechaba para llevarse muchos productos. La gran mayoría lo hacía en burros. «Nunca se vendió fuera, siempre la venta se hacía en mostrador, con una plantilla que oscilaba entre cinco y siete empleados», relata.

Con ocho años, fue interno al colegio de los Maristas de León, donde estudió el Bachiller y posteriormente se pasó a la escuela pericial de comercio. Finalizó los tres años de profesorado de mercantil, con su promoción de 1960-1963. Tras finalizar las milicias, entró a trabajar con su padre en el establecimiento de Cistierna, en plantilla fija. «Cuando venía de vacaciones siempre ayudada a mi padre en el negocio. Lo conozco desde los 16 años», señala Miguel Concellón.

En 1972 él se hace cargo del negocio tras jubilarse su padre que fue cuando «me dio de alta en autónomos, ya que antes los hijos de los dueños de los negocios no tenía la obligación de estar de alta en autónomos».

El negocio en 1966 se había establecido en un local situado en la calle Francisco Valbuena de Cistierna. Miguel propuso a su padre levantar una planta a fin de contar con más espacio para acoger muebles. La empresa alquila un local enfrente del negocio, pues había quedado libre el que hasta entonces ocupaba Morais. Este local será utilizado como exposición de muebles. En 1990 el negocio pasa a propiedad de Miguel Concellón tras un reparto familiar de Matías. Entonces el negocio se registra en 1991 como Muebles Concellón.

Así, este emblemático negocio tuvo tres nombres: Los Iguales, Las Novedades y Muebles Concellón.

La empresa adquiere un camión de reparto rotulado con las palabras Muebles Concellón que hizo que su nombre se conociese por los pueblos de alrededor.

Recuerda que su padre vivió una época muy dura de pocas ventas pero salió adelante «a base de trabajo y de muchas horas». Además, cuando se cerró el pantano de Riaño el negocio y el comercio en general se resintieron, pues una gran parte de su clientela procedía de los pueblos que inundó el pantano. Pero la puntilla al negocio la puso el cierre de las minas de Sabero y otras minas de la zona como Ocejo, La Ercina o Boñar.

«Lo de ahora es algo que nadie esperaba y es el remate para todo el comercio», dice Miguel quien recuerda que hubo muchos años boyantes desde de 1975 hasta 1990. «Fueron unos tiempos muy buenos, con seis personas en plantilla y con algunos con días que no dábamos a basto a vender». En aquellos años hubo mucha gente que se marchó a trabajar principalmente a Bilbao y Madrid pero «venían al pueblo y nos compraban a nosotros». Eso les obligó a comprar un furgón mayor para trasladar los muebles a Madrid, Bilbao o Irún.

En todos estos años ha habido muchos momentos gratificantes. Entre ellos recuerda a gente de su edad que se ha acercado para decirle «que aquí compraron las vistas para casarse o que los padres les habían traído cuando eran pequeños a comprar en mi negocio».

La frase que definiría los años de experiencia del negocio es que a veces «teníamos que ser psicólogos para intentar agradar a todo el mundo. Aunque sea imposible pero lo intentábamos».

El testigo

Aunque Miguel se jubila y cierra su negocio de siempre su hijo Rafael Concellón continúa con la tradición familiar y empresarial y desde hace unos años ha abierto la ferretería Ferco en Cistierna. También Rafael ha trabajado muchos años con su padre en este negocio centenario que ahora cierra sus puertas.

Son muchos años de experiencia en un negocio familiar con tiempos malos y buenos y con momentos dificultades y adversidades. Es por ello que Miguel Concellón cree que en estos momentos de crisis la gente joven que apuesta por un negocio o empresa «no debe escatimar las horas de trabajo sobre todo cuando hablamos de un autónomo. Por el día hay que atender al cliente y por la noche hay que «cavilar para ver como al día siguiente podemos ganar para poder pagar lo que debemos». Cree que la crisis son pasos de la vida que hay que pasar con más esfuerzo y tesón en el trabajo. «Y luchar porque lo hicieron nuestros padres en una época tan dura como la postguerra en que hubo mucha miseria y hambre. Si ellos salieron adelante los jóvenes de ahora también pueden salir adelante».

El negocio con tres nombres ha echado el cierre definitivo. El cierre de cien años.

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