Vampiros, zombis y otros hijos de la noche

En el pub Morticia de Ponferrada, las lámparas están construidas con radiografías de hospital y los clientes que se acodan en la barra beben bajo la luz que desprenden los huesos. El payaso de ‘It’, la novela escalofriante de Stephen King, observa a los recién llegados. Freddy Kruger siempre parece a punto de abalanzarse desde las alturas, el Drácula de Coppola repta por el techo, desafiando a la gravedad, y Eduardo Manostijeras intenta no arañar a nadie mientras la novia cadáver, impasible, busca pareja entre la clientela.

Y es que el Morticia, el bar musical que regentan en el barrio de La Rosaleda Óscar Tahoces Olano —ganador de varios premios internacionales de modelismo y un consumado artesano de la miniatura, con obra expuesta en el Castillo de los Templarios— y Ana García Nistal —que ha vestido a todos los monstruos que habitan en el local— , es algo más que un lugar donde tomarse una copa y escuchar música alternativa. Desde los baños, adornados con una banda sonora de aullidos, hasta la silla eléctrica y la guillotina que reciben a los clientes, todo recuerda a un museo de los horrores y al mejor cine de terror.

«No somos un club gótico y pinchamos música sin prejuicios», asegura Tahoces, que selecciona las canciones dentro de una jaula donde no falta un gato negro. Estuvieron a punto de abrir en Birmingham, pero decidieron seguir en Ponferrada. Y la noche del Bierzo, y sobre todo ahora que se acerca Hallowen, lo agradece.