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CANTO RODADO

tomar la palabra

el concejal de policía despeja las aceras de menesterosos para que no estorben el paso de las bondades que nos anuncian herrera y rajoy

León

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La voz de las mujeres es como su desnudez», le dice a Wajda la directora represora, hipócrita también, de su escuela. Por eso las mujeres árabes, en ciertos países, en ciertos lugares, no hablan delante de los hombres que no sean sus maridos; ni sus voces pueden ser escuchadas al otro lado de las celosías de los colegios de niñas, como se ve en La bicicleta verde . Tomar la palabra es un acto revolucionario, en Arabia Saudí, en Pakistán y aquí.

Malala levantó la voz exigiendo el derecho a la educación de las niñas. Las balas fueron la única respuesta que obtuvo en su pueblo, en el valle del Swat. Pero su grito, aliado con la blogosfera, salió como aire fresco del sofoco de la opresión. Y se expandió. Ahora es la voz de millones de niñas en el mundo, refugiada en el Reino Unido.

Tomar la palabra es un acto de empoderamiento. Cada vez que una mujer denuncia o planta cara al maltrato. Cada vez que un hombre condena explícitamente el machismo. Tomar la palabra es un acto inocente. Insólito. Y peligroso.

Equilibristas

Tomamos la palabra a Soraya Rodríguez y compartimos que la ley de la mordaza suena a dictadura pura y dura. Pero a la vuelta de la esquina el PSOE nos la juega con un pacto para equilibrar el poder judicial con el PP, el que aprobará con su mayoría absoluta multas millonarias por tomar la palabra. Izquierda Unida también entra en el juego de apuntalar el statu quo .

Tomamos la palabra a Rajoy. Y nos creemos que la economía va mejor. Tomamos la palabra a Herrera que anunció en León el principio del fin de la crisis. Pero miramos alrededor y vemos que lo único que avanza es el Banco de Alimentos en la instauración del estado de la caridad. Recoge y reparte. Reparte y recoge. Del estado redistributivo mediante políticas fiscales y sociales, al estado repartitivo. Atrápalo. Como los vuelos baratos.

Apártalos, ordena el concejal de Policía de León, Ricardo Gavilanes. A mendigos, con techo o sin tencho. Con cuidado, dice que dice a los agentes de Policía. No es por limpiar la calle, matiza, es por cumplir la ordenanza. O para escenificar las bondades que vienen. La Navidad de Rajoy y Herrera. O para que nos caigamos mientras andamos a ciegas por la ciudad. Hay que reconocer que en la forma el joven edil leonés le da una lección al alcalde de Valladolid, a quien el TSJ le tumbó el plan de limpieza de mendigos.

Machistas

Tomamos la palabra a la Fele: «La falta de igualdad frena el progreso, la calidad de los resultados... limita la innovación... el rechazo a la igualdad genera pérdida de eficacia en las empresas... huir de la igualdad es alejarse de un futuro mejor... la igualdad entre hombres y mujeres es diversidad». Lo pregona el video colgado en su web. Pero la Fele premia y ensalza a un empresario, Fernando Santos, mientras silencia y oculta a su socia, empresaria también, Ana Martínez.

Pues eso, señor Cepedano: Aplíquese el cuento y déjense de tópicos típicos, que nos dan la risa, como que detrás de un gran hombre (no siempre tan grande) hay una gran mujer. Ni una mujer, ni una humilde emprendedora, aparecen en la nómina de menciones especiales.

Agoristas

Bien mirado, quizá es mejor que no cuelguen tu retrato al lado de otros grandes hombres , como Victorino Alonso. O de gente como el ex presidente de la Ceoe, Díaz Ferrán, ex presidente de la Ceoe, investigado por evadir millones de euros a Suiza, por apropiación indebida y estafa. Detenido por alzamiento de bienes y encarcelado. Menudo punto.

Quizá es mejor mojarse en otras ágoras y dar la palabra a las paredes que nos hablan por la ciudad: «Tomamos cañas, tomamos el sol, tomamos la palabra», grita una en León. O desnudarse en el Ágora de la Poesía. Es diciembre. Pero tomar la palabra es también combatir el frío.