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INMOBILIARIO SIN NEGOCIO

Otra forma de entender la construcción

Las casas construidas en Mariano Andrés

León

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Los excesos de la caja de ahorros en materia inmobiliaria en sus distintas fases, sobre todo en la última década, se convirtieron en uno de sus principales lastres. Hasta el punto de que la operación de salvamento de Banco Ceiss contó con el traspaso a la Sociedad de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el «banco malo», de activos inmobiliarios tóxicos por valor de algo más de 3.137 millones de euros. Que sumados a los 1.250 millones inyectados en capital por el FROB, más la dotación para hacer frente a las demandas de los preferentistas, suma un volumen de ayuda pública de más de 4.700 millones de euros para intentar reflotar la entidad.

La construcción estuvo en el punto de mira de la caja de ahorros desde sus primeros meses de existencia, aunque con una filosofía bien distinta a la que la llevaría después a la ruina.

Facilitar el acceso a la vivienda y desarrollar pisos más cómodos e higiénicos a las clases menos favorecidas fue un objetivo que llevó ya en 1915 a entregar la primera promoción de casas baratas, dos bloques en La Serna para alquileres. En la calle Renueva la caja construyó otro edificio, este de 32 viviendas.

Sin embargo muchos obreros ni siquiera podían hacer frente al pago de los alquileres sociales, por lo que la entidad ideó las casas baratas de colaboración obrera: se edificaba igual número de casas al de obreros que trabajaban en hacerlas, y al terminarlas cada obrero pasaba a ser dueño de una de ellas. La caja adelantaba el capital y los obreros ponían la mano de obra gratis, lo que permitía construirlas por menos de la mitad de su valor real.

Las casas destinadas a los empleados fueron otra de las medidas adoptadas.

El entusiasmo con que la Caja de Ahorros de León se entregó desde el inicio del siglo XX a las políticas de construcción de viviendas y dignificación de las condiciones de vida de los ciudadanos con menos recursos le valieron ya entonces el reconocimiento a nivel nacional, como ejemplo para impulsar las políticas de este tipo desde las administraciones, que ya entonces reclamaban la colaboración de estas entidades con fines sociales para apoyar económicamente la constitución de cooperativas a las que apoyar después con subvenciones para aquellas populares «casas baratas».