Diario de León

CANTO RODADO

banderas de abril (2)

vuelven las banderas de abril en mayo con la esperanza de pintar de color un cielo que los gobiernos tiñen de miedo, sin pan y sin circo

León

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Ondean las banderas de abril sobre el 1º de mayo. Tricolores sobre rojas amapolas. Soplan vientos feroces, Miguel Escanciano. Vientos que arrancan las flores y detienen la primavera, Pablo Neruda. Es imposible, pero lo intentan. Extienden la mano de hierro y ponen rejas a la poesía. Ondea la bandera del miedo, Aitor Cuervo.

El control en la plaza pública y en las redes sociales. El descontrol en el Parlamento. El desmadre en el Círculo de Empresarios. El despelote en Bruselas. Soraya Sáenz de Santamaría dice tacos a escondidas (y miente). Mónica Oriol. menosprecia a la generación mejor preparada de la historia de España. La que huye en busca de un contrato a países de nieblas y horarios tristes. Merkel, la estrecha calvinista, presume de proxeneta de España ante Lagarde. No nos representan. Se apropian de la conquista del espacio público que ha costado siglos de lucha a las mujeres y lo dilapidan con políticas y estilos de poder que compiten con las más rancias maneras del patriarcado.

Diosas alimenticias

Acaso vuelvan Ceres y Demeter a invitarnos a comer un domingo de mayo y coloquen sus manteles de colores sobre los petroglifos maragatos. Desde allí desafiarán a Mars Tilenus. Las madres están siempre. Aquí o en la memoria. Dispuestas a alimentar a la prole. No se entretienen en guerras. Quieren pararlas. Lucharán si secuestran a sus hijos e hijas. Madres y abuelas de la plaza de Mayo. Madres coraje contra la droga. Mujeres de negro. Movimientos de justicia y de paz con banderas que ondean las mujeres.

Mayo llega con ajuste en las cadenas de televisión. Nos dejan sin pan y sin circo. Nos tenemos que conformar con las boutades de la ciertas políticas y falsos políticos. El foto rojo que va a llenar las arcas de una empresa privada a costa de despistados e imprudentes. El coche es una cadena. Una bola atada a nuestros pies. La ciudad se convierte en cárcel para la plebe, en castillo para los que mandan y se lucran con sus rentas. ¡Viva la bici!

La gente se agarra al Santo Grial. Y bebe hasta la ebriedad. Es una bonita historia que viene del este. Como el viento que trae a Mary Poppins. Como el sol que abre paso a cada amanecer. Al este del Edén. El invierno se repliega vencido por la vida nueva. Y el grano habita de nuevo la espiga.

Héroes ausentes

Resucitan las revueltas leonesas. Pero sólo en la memoria. El 24 de abril de 1808 León se levantó contra las tropas de Napoleón. Antes que Madrid en su 2 de mayo. Luego viene el 4 de mayo con el recuerdo de aquellas banderas leonesistas tiñendo los cielos de la ciudad hace 30 años. Y llegará el 10 de junio con más héroes de la Guerra de la Independencia. He oído sus voces en la plaza de San Guisán.

El leonesismo llega a la edad adulta con sus miserias al desnudo. Con nostalgia de aquellos brotes de rebeldía y de lo que pudo ser León y no es. Con poca esperanza de que el leonesismo vuelva a ser lo que fue. La bandera política se hizo trizas en las luchas intestinas. Y pide auxilio a los colectivos que durante estos años se han ocupado de rescatar las banderas de las tradiciones leonesas de la polilla y de las arcas.

Canciones que vuelven

Vuelven las banderas de abril en mayo. La canción de Miguel Escanciano Banderas de abril regresa a hurtadillas a mi memoria. Y me incita a escribir recordando. Eran los felices 80. La música movía el aire quieto en una calurosa noche de verano y su rumor se hundió en las aguas del Esla. La modernidad entraba en los pueblos para vaciarlos. Ahora las cosechadoras están oxidadas y duermen.

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