Diario de León

hadas leonesas (y III)

la griega y su molino

a esta enorme mujer que cava canales con los ‘tarucos’ de sus madreñas o lleva inmensas cantidades de agua en su mandil, dios la castiga por su impiedad, produciendo paisajes como ‘la quebrantada’ de vegas

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nicolás bartolomé pérez/ emilio gancedo
León

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Hay un ser mitológico, femenino y leonés, que destaca sobre los demás que hemos ido repasando en anteriores artículos y que se nos presenta con un nombre específico, La Griega, un personaje legendario vinculado especialmente a restos arqueológicos de la minería romana localizados casi exclusivamente en unas zonas muy concretas de la provincia leonesa, no lejos de la capital y situadas entre los ríos Luna, por el occidente, y Esla, por el oriente.

La primera noticia sobre este mito nos la proporcionó el historiador Julián Sanz Martínez quien, bajo el seudónimo de Juan de Alvear, publicó en la revista Vida Leonesa una leyenda recogida en Vegas del Condado y en Villasabariego que narra cómo hace muchos años existió un molino en el lugar conocido como ‘El alto de la Griega’ que pertenecía a una mujer llamada con ese nombre. Para dar agua al molino mandó construir un canal con el que llevar las aguas del Porma hasta el mismo, pero el ingenio no funcionó puesto que aquella mujer lo hizo sin la bendición divina, y, cuando estaba a punto de acabar la obra, las aguas rompieron una pared del canal y corrieron hacia el lugar que hoy es conocido en Vegas como La Quebrantada.

Sanz Martínez indicó que una coplilla popular recordaba las palabras que La Griega pronunció aquel día, palabras que, de hecho, fueron las que ofendieron al poder divino dando lugar al castigo: «Esta noche ha de moler/ el molino de la Griega/ esta noche ha de moler/ que quiera Dios que no quiera». En Villarroquel, en Cifuentes de Rueda, en Cuadros y en otros lugares existe esta misma tradición, a veces con curiosas variantes locales en las que no podemos detenernos ahora, pero que muchas veces se relaciona con topónimos del tipo ‘Molino de La Griega’.

Las distintas narraciones sobre este ser configuran un personaje singular de nuestra mitología que es, en esencia, una mujer fantástica responsable de la construcción de un molino de agua en un alto (se trata de un ente constructor); para proporcionar agua al molino, este numen hizo una presa y un canal con el tarugo/taruco de una de sus madreñas (lo que da idea del gran tamaño que se le supone), mientras realizaba esta labor hilaba con rueca (por lo tanto, es también hilandera). Acabada la obra, La Griega dijo: «Mañana muele el molino», pero alguien respondió que eso sería así «si Dios quiere», lo que motivó que la mujer mítica respondiera con la fórmula rimada que ya vimos.

En Cuadros, a falta de canal, La Griega se sirvió del mandil para intentar subir el agua, pero una vez recitó el consabido desafío («que quiera Dios...»), las cintas del mandil se rompieron y el agua escapó. En última instancia, y ante la irreverencia de La Griega, el molino, la presa y el canal acabaron destruidos, avanzando el agua hacia arriba en vez de seguir su curso natural (es decir, es la responsable de una determinada configuración del paisaje, que en el caso de este mito, como hemos apuntado ya, son restos de la minería aurífera romana).

El padre César Morán, Eutimio Martino, que dedicó una monografía a esta cuestión, o José Luis Puerto, han propuesto diversas interpretaciones para esta peculiar leyenda popular y para la mujer que la protagoniza. A nosotros nos basta con indicar que la peculiar figura mitológica aquí tratada guarda estrechos paralelos con otras mujeres míticas femeninas como la extremeña Serrana de la Vera o la gallega Reina Lupa, hadas gigantescas y poderosas que en otro tiempo dominaron, quizá como antiguas deidades, una parte del territorio donde hoy sigue vivas solo en la legendaria popular.

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