Diario de León

Un poco de historia

La máquina se hace hombre

Alan Turing.

Alan Turing.

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daniel roldán
León

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Alan Turing era un genio, pero murió amargado de cómo le había tratado la vida. Fue juzgado y condenado en el Reino Unido en 1952 por ser homosexual. Eligió como pena la castración química, en vez de la prisión, para purgar su culpa. Pero las alteraciones físicas —impotencia incluida— y el rechazo de sus colegas pudo con el investigador inglés. Turing se suicidó dos años más tarde cuando solo tenía 41 años. Amargado y abandonado, la sociedad no supo lo que había hecho por su país para que la Segunda Guerra Mundial fuera menos cruenta y más rápida. Su aportación fue decisiva para la descodificación de Enigma, la famosa máquina de cifrado nazi que volvía locos a los servicios de inteligencia aliados.

Como era alto secreto, la sociedad no supo de su implicación hasta dos décadas después. Empero, sí dejo las bases de la inteligencia artificial y se convirtió en uno de los padres de la informática. El descubrimiento de Enigma surgió gracias a la aplicación de sus investigaciones algorítmicas a las máquinas. Una obsesión, la relación entre los humanos y las máquinas, que plasmó en un artículo donde se fijaba el test que lleva el nombre del investigador inglés. Y Turing estaría encantado que 64 años de la publicación de su artículo, Eugene lo haya puesto patas arriba. Por primera vez, una máquina ha sido capaz de engañar a un jurado haciéndose pasar por un adolescente ucraniano de 13 años siguiendo el método científico.

La duda

El test de Turing consiste en una prueba escrita en la que un jurado debe discernir si quien le contesta por escrito es un ser humano o un objeto. La tesis de Turing era que si los dos concursantes eran hábiles, el jurado sería incapaz de distinguirlos. ‘Eugene’ ha cumplido con esta hipótesis en el concurso anual organizado por la Universidad de Reading (Inglaterra). El ordenador, creado por el ruso Vladímir Veselov y el ucraniano Eugene Demchenko, engañó al jurado en un 33% de las veces, algo que no había pasado hasta la fecha.

En esta prueba, Eugene se disfrazó de un adolescente que no hablaba muy bien inglés y que tampoco tenía muchos conocimientos. La prueba se desarrollo en tandas de cinco minutos y, como novedad, los temas de conversación no estaban fijados de antemano. Expertos jurados y aspirante hablaban —mejor dicho, escribían— sin saber qué temas se iban a tratar. De esta manera, el ‘joven ucraniano’ consiguió engañar un tercio de las veces, un hito que solo se había intuido hace cuatro años, cuando el robot ‘Suzette’ superó la prueba solo una vez. A pesar del orgullo que sienten los dos investigadores por haber conseguido vencer al maestro Turing, los expertos también señalan los peligros de esta nueva herramienta. Si en un concurso universitario, se ha podido dar este paso, ¿por qué no se va a utilizar para cometer cibercrímenes?

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