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El sueño de cualquier muñeca

En ellas coloca cientos de detalles que les dan un aspecto único y acogedor. Son las casas de muñecas de la leonesa Charo casado, en las que todo está cuidado al máximo para recrear un mundo casi real

Charo Casado coloca algunos detalles de una de sus seis casas de muñecas en las que da vida a un mundo mágico desde hace doce años

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León

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Lámparas de Swarovski, platos de langostinos, cestas con huevos, una máquina de coser a la que le funciona la aguja, un reloj que marca las horas y hasta paredes empapeladas. Todo en miniatura. Estos son sólo algunos de los detalles que se encuentran, si uno fija mucha la vista, en las casitas de muñecas de Charo Casado, una leonesa apasionada de las muñecas y de las casas que les dan cobijo.

Lleva doce años dedicando buena parte de su tiempo libre a esta afición que le devolvió la ilusión cuando se quedó viuda y perdió a sus padres. «Necesitaba algo a lo que dedicar mi tiempo y desde bien pequeña me habían gustado, así que empecé a montar mi primera casa de muñecas», explica Charo.

Ahora, tiene cinco prácticamente terminadas y ha empezado una sexta que sólo tiene la estructura y un montón de trabajo y dedicación por delante. A Charo, terminar una de estas viviendas de juguete le supone más de un año de trabajo y mucho buscar aquí y allá para dar con las piezas adecuadas para cada una de las estancias, que están decoradas con todo lujo de detalles.

Algunos de ellos los encuentra a través de revistas especializadas que le han permitido hacer contactos con otras personas que comparten su pasión y otras tantas las consigue en mercadillos o en viajes por distintas partes del mundo que hace ella o cualquier miembro de su familia o su círculo de amigos. «Como quienes me conocen saben que me gusta, siempre que salen me traen algo para las casas o alguna muñeca». Hasta de Turquía ha traído algunas de las pequeñas alfombras que dan calidez a los rincones de estas verdaderas obras de arte.

Montar la estructura es el primer paso de este largo recorrido. Las casas de su peculiar colección parten de un kit completo que compra en Madrid o bien de coleccionables especializados. La primera de ellas, una casa victoriana, la empezó con un kit, el resto, con coleccionables que ella misma va adaptando a su gusto porque asegura que la calidad de las entregas por fascículos deja bastante que desear. Se reconoce exigente con los detalles y ella misma se encarga de colocarlos todos y de vestir los muñecos y las cunas que pone en cada una de sus casas y que están cosidos con los mejores tejidos, algunos de ellos piezas antiguas de colección.

 

Un poco de todo

De la parte de las telas, Charo es la encargada de confeccionarlas todas, desde las cortinas, hasta las sábanas de las camas o las prendas tejidas de punto, que tampoco faltan en estas joyas de juguete. En León, asegura que es difícil encontrar piezas, sobre todo tras la desaparición de alguno de los comercios en los que se surtía Charo, como una juguetería en la calle Varillas que echó el cierre hace dos años o la librería Magdaleno. Allí ha encontrado un poco de todo, como mini-botellas de cristal o algunas de las piezas que forman las vajillas de las casas. Y es alguna, como la casa mediterránea tiene hasta la mesa puesta, cazuelas, un colador, una caja con un guante olvidado, juguetes y hasta un belén en miniatura. En la terraza, todo dispuesto para tomar un aperitivo mientras se lee un ejemplar de Diario de León .

A todas las pone un nombre. La primera con la que se puso manos a la obra, la victoriana, es su favorita. Su estancia preferida es la cocina y una de sus habitaciones alberga su pieza más preciada: una cuna que puede alcanzar los 200 euros en el mercado y que vistió ella misma. Fotos en miniatura de cuando los hijos de Charo eran pequeños adornan alguna pared en forma de cuadros, mientras otras esperan a recibir el último retoque que le queda a esta estructura: un par de cuadros más. Con eso estará rematada.

Las casas no están en venta, sin embargo, Charo asegura que, si tuviera que hacerlo, no lo haría por 9.000 euros por las horas de trabajo que le ha llevado y por el valor de muchas de las piezas que contiene en su interior.

Otra de las casas, la andaluza, tiene suelos de porcelana hechos a mano en el baño y la cocina. Los encontró en Zaragoza y se los proporcionó Ana Felipe, una conocida experta en antigüedades a la que esta leonesa recurre de vez en cuando. El parqué de esta estructura, que recrea a la perfección el ambiente andaluz con sus plantas y flores en todos los rincones, también es de verdad.

Aunque depende mucho de lo que cada uno se quiera gastar, «es una afición cara y que te tiene que gustar porque requiere mucho tiempo y ser muy minucioso».

¿Lo necesario? una lija, pegamento y paciencia. De esto último, Charo asegura que hace falta doble dosis. «La primera vez que intenté montar una casa de muñecas acabó en el cubo de la basura. Era una entrega por fascículos y no encajaban las piezas».

Ahora, Charo ya ha empezado su sexto trabajo, que tiene la estructura y alguna pieza de decoración que ha encontrado en los últimos mercados que ha visitado. Ella seguirá con su afición, también en un intento de que no se pierda el encanto del trabajo hecho con todo detalle.

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