el grial literario leonés (I)
una vieja fascinación
el mito del santo grial sedujo a los leoneses de antaño con tanta o mayor fuerza como a los de hoy. de hecho, existen autores que defienden que la primera lengua hispánica a la que se tradujo el ciclo artúrico fue precisamente el leonés
En su reciente libro Los reyes del Grial , los historiadores Margarita Torres Sevilla y José Miguel Ortega del Río sostienen que el conocido como Cáliz de doña Urraca, que se custodia en el museo de la Real Colegiata de San Isidoro, pudo haber sido considerado durante los primeros siglos del cristianismo como el Santo Grial, la copa en la que Jesucristo bebió en la Última Cena y con la que instauró el sacramento de la Eucaristía. Un apasionante periplo que los autores detallan documentalmente llevaría el Grial hasta tierras leonesas en tiempos de Fernando I de León, hace casi mil años.
Sin duda esta notable investigación acrecienta aún más, si cabe, la importancia histórica, artística y cultural del templo románico de San Isidoro, panteón de la monarquía leonesa y sede de las primeras Cortes de la historia europea.
El mito del Grial fue un tema fecundo en la literatura medieval europea, destacando sobre todo su vinculación con otro inmenso tema mítico como fue el del rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, quienes supuestamente vivieron en la Gran Bretaña del siglo V. Sin embargo, no fue hasta los siglos XII y XIII cuando terminó de forjarse la figura legendaria de Arturo y la búsqueda del Santo Grial por parte de sus caballeros. Un anónimo autor francés de principios del siglo XIII realizó la extensa compilación que dio forma definitiva al ciclo literario artúrico donde la búsqueda del Santo Grial por Lanzarote, considerado el mejor caballero del mundo, constituye uno de sus ejes básicos.
Muy poco tiempo después de realizada la compilación francesa, el ciclo completo fue traducido a diversas lenguas peninsulares sin que se tenga todavía certeza del primer idioma al que fue vertido: de hecho, existen dos posturas mayoritarias que postulan, o bien la primacía castellana, o bien la portuguesa.
Pero frente a estas dos alternativas, y ya desde un primer momento, el editor del manuscrito salmantino que contiene diversos fragmentos de la obra (Karl Pietsch, Spanish Grail Fragments , 1924-1925) señaló la presencia en el texto de numerosos leonesismos y portuguesismos, indicando que la traducción castellana editada a su cargo pudo haberla realizado un leonés desde el portugués... o que un leonés podría haber trasladado la obra desde el francés al castellano mas incorporando leonesismos y portuguesismos. Precisamente el sustrato leonés de los fragmentos del Grial editados por Pietch ha llevado a otros investigadores a proponer que el leonés pudo ser el idioma hispánico al que se tradujo, por primera vez, el ciclo artúrico que gira en torno al Grial.
El libro de Juan Sánchez
A mediados del siglo XIII, el leonés era una lengua que se usaba de forma habitual también en los documentos, y, así, por ejemplo, los principales textos jurídicos del Reino de León, desde el Liber Iudiciorum a los fueros de las principales ciudades, están redactados en leonés. Además, se constata la existencia de una breve actividad literaria desarrollada en esta lengua en aquella centuria que se conoce, en numerosas ocasiones, solo a través de versiones derivadas, como puede suceder precisamente con diversas partes del ciclo del Grial tal y como propone María Rosa Lida de Malkiel; es decir, que solo nos ha llegado una copia castellanizada tardía de un texto que en origen pudo haber sido traducido por completo a la lengua leonesa en el siglo XIII.
El hecho de que una de las primeras versiones portuguesas de una parte del ciclo, el Livro de José de Arimateia , indique que la copia medieval la había mandado hacer en 1314 ‘Joao Samches’, maestrescuela de Astorga, y haga referencia además a acontecimientos que conciernen por igual a Castilla y a Portugal, esto es, que utiliza una perspectiva que no es ni castellana ni portuguesa y que bien podríamos aventurar a denominar como leonesa, concuerdan para Malkiel con el papel cultural y político que jugaba por entonces León. De este ‘Grial literario leonés’ nos quedan hoy pocas pruebas y muchas conjeturas, pero resulta evidente que la búsqueda del Grial sedujo a los leoneses de antaño tanto al menos como a los de hoy, dado el interés que demuestran sus descendientes por el tema a la vista del cáliz que se conserva en San Isidoro y de la expectación que sobre él se ha generado.