Diario de León
Publicado por
Diego Carcedo
León

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El terrorismo yihadista multiplicó últimamente la amenaza del lobo solitario con una bomba atada a la cintura pero quizás aún más con un ordenador bajo el brazo y una adecuada destreza para manejarlo. Todavía no han desaparecido los riesgos de un ataque enemigo, con un ejército organizado y bien armado, o de una organización terrorista dispuesta a secuestrar un avión, pero la preocupación que despiertan tanto la defensa como la seguridad en los países occidentales cada vez va más por otros peligros, los que vienen a través del ciberespacio.

Las ciberamenazas, como se conocen en el argot de los profesionales de la Seguridad, cada vez son más numerosas y preocupantes. Como es habitual, los delincuentes van por delante en sus estrategias para causar daño a las sociedades. Son amenazas que sin necesidad de recurrir a armas convencionales pueden causar mucho daño a la población civil. Muchas afectan a servicios, a los conocidos como infraestructuras críticas, desde las redes eléctricas y telefónicas, el control aéreo o los sistemas financieros.

Y, por supuesto, a las estructuras de la defensa. El gran problema es que en la mayor parte de los casos, proceden de grupos pequeños e incluso de activistas individuales, muy difíciles de detectar y de localizar a priori y a posteriori. Todos los servicios españoles de defensa y seguridad, empezando por las Fuerzas Armadas, el CNI, la Guardia Civil o la Policía, trabajan intensamente y contra el reloj para hacerle frente a esta amenaza

Por esta vez España no se ha quedado rezagada en esta exigencia.

Hay trabajando en estos campos especialistas bien preparados y cada vez mejor dotados. Son probablemente los únicos servicios de la Administración que a pesar de la crisis continúan creciendo y reforzándose. Trabajan además en estrecha colaboración con los de otros países donde también preocupa esta amenaza; una amenaza que puede tener detrás elementos diversos sin descartar nunca acciones de un demente

Las ciberamenazas incluyen objetivos económicos y empresariales con el espionaje industrial entre los más frecuentes. En torno al problema han surgido empresas tecnológicas que contribuyen con sus investigaciones y desarrollos a hacerle frente. La iniciativa privada es consciente de los riesgos y presta su colaboración en diferentes campos. La ciberseguridad está cobrando una importancia excepcional y ya hay quien la considera como el germen de un cuarto ejército

El futuro por supuesto está en Internet y la informática, pero como ocurre con todo lo bueno, sus avances también se prestan a nuevas formas de delincuencia que incluyen desde la apropiación de lo ajeno hasta una vía para conseguir beneficios o ejecutar venganzas, represalias o chantajes Por otra parte es evidente que las ciberamenazas no son incompatibles las amenazas tradicionales, convencionales y de carácter bélico.

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