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Publicado por
Andrés Aberasturi
León

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No pretendo frivolizar con el tema ni mucho menos ofender a la parte contratante de la primera parte ni a la parte contratante de la segunda parte, pero es que no entiendo cómo pueden dar para tanto Podemos y/o Chabeli Pantoja. Ya puedes zapear hasta desgastar el mando a distancia de la tele que no hay forma de toparse con otra cosa que no sea la pequeña Pantoja o la saga, por ahora sin fugas, de los de Podemos.

Como los problemas de la hija de la tonadillera no terminan de encandilarme, me inclino más por lo que da de sí Podemos en programas de televisión y periódicos digitales. No sé si entre todos estamos engordando el mito o Podemos representa realmente lo que parece que representa: las elecciones europeas no me sirven de mucho y una cosa es la atracción y otra el voto. Pero ahí están, ahí están, viendo acercarse —en lugar de pasar— el tiempo como la Puerta de Alcalá que cantaban Víctor y Ana. Y vale todo.

Están omnipresentes para dar leña o para recibirla, que tanto da con tal de estar siempre ahí porque ese es uno de sus hallazgos, que se hable de ellos aunque sea bien. Y lo consiguen y aquí estoy yo contribuyendo a sus propósitos. Vale que Jesús Cintora en Cuatro les de toda la cancha del mundo y hasta enfrente a Monedero con un Alfonso Guerra que no salía de su asombro; vale eso lo mismo que vale rescatar videos en los que los chicos de Podemos reconocen que sólo ETA se habían dado cuenta desde el principio del engaño de esta democracia (Pablo Iglesias), como que la policía repartía droga entre los jóvenes vascos (Monedero). Lo importante es chupar plano y crear polémica. Eso es lo importante, sí, pero no suficiente. A estas alturas de programa/propaganda, de exaltación o de repudio, lo que aun nadie tiene claro no es qué predica Podemos sino cómo hacerlo, cómo multiplicar loa panes y los peces. Sabemos las grandes líneas, las fantásticas propuestas, sus justísimas buenas intenciones (con excepciones) que compartiríamos muchos, pero lo que ignoramos todos —me temo que ellos también— es cómo se consigue todo eso. Y no hay forma de sacárselo.