Diario de León

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Las manos que saben domar el hierro

Francisco Gutierrez Fernández lleva muchos años en su taller de Boñar haciendo obras de arte. Trabaja el hierro y la chapa con una gran maestría. Dice que es un don que ha heredado de su abuelo Francisco, que era herrero

Francisco Gutiérrez, en su taller de Boñar, da los últimos retoques en el torno a un coche hecho totalmente en hierro

Francisco Gutiérrez, en su taller de Boñar, da los últimos retoques en el torno a un coche hecho totalmente en hierro

Publicado por
JOSÉ Mª CAMPOS
León

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Muchos vecinos de Boñar han descubierto este verano que tienen un artista que trabaja el hierro con mucha maestría. Francisco Gutiérrez Fernández dice que tras realizar su primera exposición en el centro cultural de Boñar ha recibido muchas felicitaciones. «Muchos vecinos desconocían esta faceta a la que me dedico desde hace muchos años».

Francisco trabajaba en el taller familiar de arreglo de coches. Un día los propietarios de la cafetería El Azteca de Boñar le proponen realizar en hierro unos motivos mejicanos. «Yo trabajaba la chapa en la reparación de coches pero este encargo era algo muy distinto. Así que me puse manos a la obra e hice un sombrero mejicano de un metro de diámetro y dos ídolos aztecas basándome en una revista». Cuando el trabajo finalizó y el sombrero fue expuesto en la pared de la cafetería «me sorprendió lo bien que había quedado este trabajo». De aquí para delante —corrían los años 70— Francisco Gutiérrez comenzó a realizar trabajo de diseño. La siguiente obra fue un barco carabela que estuvo expuesto en esta cafetería muchos meses.

El taller familiar se dedicaba principalmente al arreglo de coches y camiones de las minas. Francisco acababa de llegar de Venezuela donde había estado diez años. Entonces el negocio familiar sufría una transformación coincidiendo con el auge de la construcción. «Me hicieron encargos de puertas y verjas, y de ahí en adelante comenzaron los trabajos de forja».

Cuenta que este arte para ver las cosas, diseñarlas y crearlas lo ha heredado de su abuelo Francisco Fernández. «Era un profesional herrero. Aun veo herramientas que el creó ya que grababa las dos ‘f’ de su nombre». Señala que se le da bien la fragua y que en los años en los que empezaron este tipo de trabajos, él realizaba el diseño y dibujos de miradores, balcones o puertas como paso previo para lograr los encargos.

Las obras artísticas en hierro y chapa las realizaba en ratos libres que, tras su jubilación, son muchos, aunque también dedica parte de su tiempo al café y a jugar la partida de cartas con los amigos.

Una vez que pase la fiesta de El Pilar de Boñar comenzará a trabajar en su nueva obra: un gramófono. De hecho, ya tiene una pequeña campana, el primer paso para esta nueva obra.

Hay piezas que las ha realizado en diez o quince días y otras en mucho más tiempo, aunque no cuenta las horas pero por ejemplo se ve en ‘El Quijote’, que cuenta con todo tipo de detalles. La base de esta obra está formada por un libro donde ha grabado un párrafo de El Quijote de Cervantes.

Utiliza el hierro y la chapa pero también transforma objetos para darles formas. Así hay piezas que están hechas con tres martillos como la del campesino montado en su burro y acompañado de un ciervo. Un hacha lo ha utilizado para hacer una mujer con su vestido que está bailando con su pareja. O una broca para hacer el cuerpo de otra mujer.

Su imaginación no tiene límites. Incluso se ha atrevido con los desnudos en la obra donde una mujer sin ropa levanta a su hijo. Además, cuenta con otros trabajos como camas hechas en hierro, floreros con forma de bicicletas o una parrilla. Su don es poder ver un objeto que parece inservible y darle forma.

Tiene muy definido cuales son los pasos que hay que dar cuando decides iniciar una nueva obra. Lo primero es saber la medida y dimensión del objeto y a partir de ahí realiza un boceto o diseño que le sirve como guía. Sigue el mismo procedimiento que cuando en el taller realizaba trabajos de forja. «Cuando te encargaban una puerta o una barandilla siempre te decían que lo dejaban a tu elección. Empiezas a darle vueltas para hacer un buen diseño. Pero lo importante es tener amor a tu trabajo».

Tras su primera exposición en Boñar, La Casa de León en Madrid le ha propuesto trasladar parte de sus obras hasta este centro para realizar una exposición. También ha tenido ofertas para vender alguna de sus piezas pero no está muy convencido. «Haces una piezas y te da pena deshacerte de ella. Tuve dos compradores del barco y del Quijote. No acepté ya que si lo vendes te quedas sin barco, sin Quijote y sin dinero, ya que el dinero se gasta. Es dificil dar el paso de venderlas».

Tiene claro que estas piezas y las que llegarán en el futuro serán un legado que quedará para sus hijos. «Después que ellos hagan lo que les parezca», puntualiza Francisco.

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