citas de su vida en el cossío, revistas... DE LEÓN A GALICIA, VALENCIA Y MADRID
Rosa fue conocida en 1990 gracias al programa de TVE, pero no era una desconocida. Su nombre aparece en varias publicaciones. Revistas, carteles... hasta en el Cossío se da cuenta de su trayectoria en los ruedos con el sobrenombre de Rosita Lerma. Viene en la página 1.130 del tomo V de Los Toros. «Rejoneadora en novilladas, que en el transcurso de la temporada de 1961 actuó en dos festejos,
los celebrados en Porcuna (Ciudad Real) el 30 de julio y en Almería el 8 de diciembre».
«Que yo sepa nunca actuó en León; es más, me temo que fuese desconocida en nuestra tierra», comenta Ricardo Ferradal, secretario de la Peña Taurina Leonesa.
La Ventana Esmeralda, un blog en Internet con muchos seguidores, hacía referencia a la historia de esta leonesa el pasado mes de octubre. «Una historia que invita a la reflexión, que amplía la capacidad de comprender y de empatizar con los semejantes y que plantea mil y un interrogantes en torno a cómo es posible que la vida de un ser humano, pueda pasar de la gloria a la soledad, la desesperación y la muerte, y cómo es posible también que, una mujer tan hermosa, pudiera convertirse, como consecuencia de las circunstancias que le tocó vivir, en alguien prácticamente irreconocible».
Y reflexiones parecidas se recogen en otros blogs de Internet, que hacen referencia al impacto que causó la reposición del programa en el año 2012.
La última imagen de «El caso 112» es la placa del cementerio. Antes de los títulos de crédito, aparecen unos versos de Borges, que también se han extendido a múltiples comentarios sobre la historia de Rosa.
«De las generaciones de rosas que en el mundo se han perdido,
quiero que una se salve del olvido».
Desde León, Rosa se trasladó con su familia a Galicia, a Corcubión, en la costa de la muerte. Y de allí a Valencia, sede entonces de muchos circos en épocas de descanso. Rosa residió también en Madrid, hasta que fue desalojada de su piso por problemas económicos. Así empezó su tragedia personal. En Callao, a veces, se encontraba con aquella gente que conoció en los buenos años, como Pedro Beltrán. «Tenía una gran dignidad», decía el guionista en el programa de TVE.