HISTORIAS CON HISTORIA
En púrpura y de León
Un estudio sobre las banderas de león presentado en el último Congreso Nacional de Vixilología apunta al Pendón de San Fernando de Sevilla como la primera tela de la historia con la imagen más leonesa
En León nunca hubo leones, ni era fácil que los leoneses conocieran en la antigüedad a algún ejemplar del rey de la selva vivo. Como pasa hoy, sólo campa a sus anchas por la sabana africana. El león como imagen representativa, recuerda José Manuel Diez Alonso, autor de un amplio estudio sobre la bandera de León y su evolución histórica, reemplazó al oso como rey de los animales en la Edad Media; también a la hora de convertirse en símbolo predominante de banderas y escudos.
«Michel Pastoreau nos cuenta cómo el rey de los animales en Europa fue el oso. Sin embargo, por varios motivos, la Iglesia emprendió durante gran parte de la Edad Media una especie de cruzada contra él, que duró siglos. El león, un animal bíblico de simbología ambivalente, sustituyó entonces al bárbaro oso en la cúspide del reino animal. Así, se convirtió en la figura heráldica más frecuente en los escudos de armas medievales», explica este investigador leonés.
Como curiosidad, la Puerta del Perdón de San Isidoro, entrada para los peregrinos en la colegiata leonesa, está presidida por un oso y un león que, según la leyenda, giraron la cabeza al paso de un caminante a Santiago.
José Manuel Diez Alonso ha indagado en archivos y bibliotecas hasta dar con la que considera la primera imagen de un león ‘leonés’ reflejada en una bandera. Pasantes, rampantes... hay varias representaciones en libros permaminos..., pero en una bandera el primero sería el que protagoniza el Pendón de San Fernando, del siglo XIII, puesto en valor hace unos años por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico tras una ardua restauración, y que forma parte del Tesoro de la Catedral de Sevilla.
José Manuel Díez Alonso, que presentó su estudio sobre las baderas de León en el XXIX Congreso Nacional de Vexilología, celebrado el pasado mes de octubre en Ponferrada (cuyas conclusiones están pendientes de publicarse), basa sus conclusiones en el informe realizado por los restauradores andaluces y en los colores utilizados, porque ya aparece el púrpura como el color de León.
La parte leonesa del Pendón de San Fernando es la mejor conservada de una tela que ha pasado por todo tipo de avatares a lo largo de los siglos. Es una representación compuesta por una parte acastillada y otra leonesa, ya que fue hecha cuando los reinos de León y Castilla ya se habían unido. «El leon -explica José Manuel Diez Alonso- mira hacia la derecha del observador, porque la tela es el reverso, y su postura no es ni pasante ni rampante, sino muy similar a la ilustración que acompaña la figura de Alfonso IX de León en la Catedral de Santiago», explica.
José Manuel no entra en polémicas políticas. Su estudio ha buscado desde el inicio ser una investigación lo más rigurosa posible sobre las diferentes formas en las que el león se ha visto reflejado en la bandera leonesa desde un punto de vista histórico. El Pendón de San Fernando incluye castillos y leones pero diferencia ya los colores de León y de Castilla, que no son los mismos. Una diferencia ratificada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que estudió tanto los ligamentos como los colorantes de la tela. «Es la prueba de que en el siglo XIII sabían cuál era ya el color púrpura y como conseguirlo», insiste José Manuel Diaz, que deja claro que «en el Pendón de San Fernando se diferencian perfectamente el rojo carmesí y el oro de Castilla del blanco y púrpura de León».
La Historia de León mantiene algunas interrogantes como las enseñas del Reino de León anteriores a 1230, año de la unión de las coronas de León y Castilla por Fernando III. Hasta el siglo XVIII no existen nuevos documentos sobre la bandera de León. «Es muy probable que las primeras enseñas medievales leonesas con un león fueran blancas con el león púrpura», insiste este investigador.
Imágenes de un León hay muchas, pero todas posteriores al Pendón de San Fernando. Pruebas también de su evolución son el Pendón de Baeza, conservado en la colegiata de San Isidoro de León, o el Pendón de León, que se conserva en la Alcaldía. Encargado en 1789, el actual que preside el despacho de Emilio Gutiérrez es el tercero que se ha hecho. «No hay, por tanto, razón para suponer que los pendones se copiaran con exactitud en cada renovación. Más bien, buscarían la vistosidad de la tela, el realzado de los bordados y la riqueza de los materiales», indica José Manuel Diez.
El Pendón de San Fernando fue la bandera que llevó Fernando III cuando entró en Sevilla el 23 de noviembre de 1248. Su restauración llevó a los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Históricos 20 meses de trabajo.
Cuentan las crónicas sevillanas que solía colgarse de la torre del Real Alcázar o de la Giralda como emblema de la ciudad. Está formado por cuatro cuarteles en los que se bordaron dos leones rampantes y dos castillos en diagonal. La pieza se guardaba en una cajonera de la Catedral y cuando llegó a la sede del IAPH estaba muy deteriorada. «El tejido estaba tan frágil que se deshacía al tocarlo. La seda había perdido su consistencia y carecía de elasticidad. Crujía», explica Araceli Montero, la restauradora.
De aquella bandera original falta un cuartel en el que había un león y parte de un castillo. Y es que uno de los pendones más amblemáticos de Andalucía ha sufrido diversas intervenciones en estos siete siglos que han alterado su morfología inicial, aunque sólo se tiene constancia documental de una restauración efectuada a mediados del siglo XIX. Hoy luce con todos los honores en la Catedral de Sevilla.
De siempre el color púrpura ha sido el color de León. «Era el color que mejor podía significar la dignidad imperial de, por ejemplo, Alfonso VII, coronado en la Catedral de León el 26 de mayo de 1135. Es, pues un color de la monarquía leonesa, seguramente en torno a esas fechas. Nos faltan fuentes para saber si los anteriores reyes de León ondearían estandartes de color púrpura o de cualquier otro color», concluye el investigador leonés.