Diario de León

INVESTIGACIÓN

el legado desaparecido

los carpinteros del siglo xvi, juan de agüeroi, juan de la llamosa y juan del mazo y la desaparecida cubierta de la parroquial de antoñanes del páramo

La armadura, un dibujo de su estructura y una imagen de la iglesia de Antoñanes del Páramo.

La armadura, un dibujo de su estructura y una imagen de la iglesia de Antoñanes del Páramo.

Publicado por
Ángela Franco
León

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Bajo el título de «contrato de la obra de carpintería de la ygl[es]ia de antoñanes» se firmaba el 31 de mayo de 1568 el contrato para la realización de la cubierta del cuerpo de la iglesia parroquial de Antoñanes del Páramo, por parte del cura Pedro de Bergara, Francisco de Baxo, probablemente el escribano, Juan de Aguero, carpintero tracista, los carpinteros Juan del Mazo y Juan de Palacios y como testigo Juan Torres. Juan de Aguero era natural de Astorga, Juan de la Llanosa y Juan del Mazo, los dos realizadores de la obra, de Santa Marina del Rey, y Pedro de Palacios, de La Bañeza.

La documentación se conserva en el Archivo Diocesano de Astorga, dado que la citada localidad perteneció a dicha diócesis hasta fecha reciente, en que pasó a depender de la de León. Este importante documento, junto a otros que iré mencionando, fueron exhumados por el arquitecto Miguel Fernández Cabo, que los incluyó en su tesis doctoral ‘Armaduras de cubierta en la región leonesa’, defendida en la Universidad Politécnica de Madrid, bajo la dirección de Enrique Nuere Matauco, uno de los más acreditados conocedores de la carpintería de armar española, título de una de su abundante bibliografía (1989), y la tutoría de Pedro Navascués, viejos amigos míos, texto que puede consultarse en internet.

Tuve conocimiento de la realización de la misma, por cuanto el entonces doctorando me visitó en el Museo Arqueológico Nacional, para recabar datos sobre la armadura, extremo que no pude cumplir, puesto que ya había sido desmontada y destruida impunemente por los años setenta. Se trata de esas «restauraciones» llevadas a cabo por sacerdotes carentes, ignorantes y carentes de sensibilidad hacia el patrimonio artístico heredado de nuestros mayores, que no han entendido la normativa del Concilio Vaticano II y se han dedicado a desmembrar las iglesias de bienes muebles e inmuebles sustanciales en los templos a su cargo.

De la cubierta del presbiterio solamente se ha respetado la estructura. Ignoro si se ha eliminado o ha quedado cubierta debajo de la capa de yeso, que es la que está a la vista.

Juan de Agüero fue el encargado de realizar la traza, que acompaña de un plano, la memoria descriptiva y las condiciones precisas para la contratación y posterior ejecución. Aunque los términos del documento corresponden al siglo XVI, es posible traducirlos al lenguaje actual. Debía de ser «ochabada por la parte de la torre segun la traça», proporcionando las medidas de largo y ancho, precisas para el cálculo de la madera. Los materiales son aportados por el comitente y también los obreros para tejar, ya que el maestro carpintero sólo aporta personal de su mismo oficio. El monto total de la obra ascendió a 18.000 maravedís (un maravedí=0, 1875 euros). Los plazos y forma de pagos respondían a la norma secular de las contrataciones: un tercio al comienzo de la obra, otro tercio cuando ésta iba mediada y el resto al final de obra que fue establecido para el día de san Miguel. Era una fiesta religiosa la que se tomaba como referente. El proyecto de Juan de Agüero fue redactado para elevarlo a pública subasta. Finalizado el plazo, se procedió a la subasta, a la que acudían todos los carpinteros interesados presentes. Se presentaron las siguientes bajas: Juan de Llamosa: 17.000 maravedís; Roque de Castro: 16.000 maravedís; Juan del mazo: 15.500 maravedís; Juan de Palacios: 12.000 maravedís. El remate recayó en el mejor postor, con la presencia del cura, mayordomos y dos carpinteros como testigos; el provisor manda que sea realizado el contrato, elevando a pregón público el remate. El adjudicatario Juan Palacios traspasó el remate de la obra a Juan de la Llamosa y a Juan del Mazo, en el precio y condiciones en que a él le fue rematada. Se desconocen los motivos de dicho traspaso, tal vez la obtención de un posible beneficio derivado de las condiciones muy apuradas de la contratación.

La armadura, ochavada a los pies, era de par y nudillo, resuelta con limas dobladas o moamares, y los correspondientes arrocabes que prolongaban las péndolas. En el plano está perfectamente definida la solución radial de las manguetas del tramo ochavado del almizate. Están dibujados claramente cada uno de los pares, limas y péndolas. Nos hallamos ante una terminología completamente ignorada para la sociedad actual, y para personas que se consideran cultas. Acompaño un esquema de Enrique Nuere, que con seguridad ayudará a los interesados en este tema tan hispánico, inscrito en el bien merecido apelativo de arte mudéjar. Lejos queda La carpintería de lo blanco y tratado de alarifes con la conclusion de la regla de Nicolas Tartaglia, y otras cosas tocantes a la Ieometria y pvntas del compas, de Diego López de Arenas, impresso en Sevilla: por Luis Estupiñan, en la calle de las Palmas, año de 1633, que recoge por escrito lo que venía realizándose secularmente, y los tratados del autodidacta carmelita Andrés de San Miguel, marinero, arquitecto, ingeniero hidráulico, matemático, que tanto aportó con sus conocimientos al Nuevo Mundo, particularmente al México del siglo XVII.

La cubierta original de la parroquia de San Pedro, de Antoñanes fue sustituida por un inexpresivo cielo raso pintado de un color verde pastel carente de todo elegancia. Queden estas líneas llenas de amargura, como un testigo de lo que no se debe de hacer: la destrucción del patrimonio artístico forjado con el sudor y el entusiasmo de nuestros antepasados, a los que rindo un merecido homenaje.

Angela Franco fue responsable de Medieval del Museo Arquológico

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