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CANTO RODADO

pintan bastos

León, al fin y al cabo, es un lugar de paso. patria de emigrantes. tierra conquistada... que hay que volver a ganar. paso a paso. hombro con hombro

León

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Cuentan que durante la II Guerra Mundial y los duros años de posguerra las mujeres usaban la barra de labios como arma contra el pesimismo y los malos tiempos que acechaban sus vidas. Las actrices hicieron mucho desde las grandes pantallas del cine por el que se convirtió también en jugoso hábito para la industria cosmética.

Ahora, pintarse las uñas se vende como la terapia anticrisis femenina. El Lipstick Index ya no es el barómetro para medir la profundidad de la estafa. Ha sido sustituido por el Nail Index. La venta de esmalte de uñas no ha parado de crecer desde el 2008. Incluso está bien visto llevar las uñas a medio pintar.

Pintan bastos. Y más nos pintamos las uñas. La cosa está jodida. Menuda semana de pasión. De procesión en procesión. Ningún político se peleó por llevar a hombros la cruz de la plantilla de Everest y tampoco la de los mineros. De Soria nada se puede esperar. Es el Pilatos de Rajoy para dejar que prosiga la crucifixión de un sector al que León (y su farisea clase empresarial) le debe más de lo que cree.

Pilatos y fariseos

S e veían venir las verdaderas intenciones de Everest con tanta inversión en el extranjero. La deslocalización como negocio y la sicav millonaria como inversión protegida para engrosar el patrimonio familiar. Guardan el dinero a buen recaudo y no pagan lo que deben a su plantilla. El dueño, jubilado, otro Pilatos que se lavó las manos con tiempo.

¡Ahí están, estos son, los que sangran a León! No les perdones, señor, porque saben bien lo que hacen. Ahora nos mandan a coger un barco en Vigo para hacer las Américas por la autopista del mar que arrebatan a Gijón, el puerto de León. Nos deslocalizan como a los libros de Everest. Nos confunden con historias de indianos. Como si fuera un cuento de Disney, de esos que tanto dinero ha dado a la editorial Everest. El rey León despide obreros.

Limonada y orujo

Y León, el romano, trono de reyes y cuna de parlamentos, el irredento pueblo que se alzó contra las hordas napoleónicas, soporta el sufrimiento bajo la anestesia de la limonada y el orujo. Unos bailan los pasos y otros a Mercadona. Unos claman a Cristo y otros a Genaro mientras todo se viene abajo en la ciudad que todavía cree en los milagros, porque portento fue, dice el vecindario devoto, que una papona saliera ilesa tras caerle encima el nazareno partido en dos.

Un pueblo que obra el prodigio de pujar pasiones siglo tras siglo, en hacendera de hombros y pasos, sin valerese de trucos ni de las cómodas ruedas que transportan a las grandes obras de la imaginería en Pucela, en cambio se muestra incapaz de aunar fuerzas contra los expoliadores de sus riquezas e instituciones.

El auto, la moto y la burra

Pintan bastos. H asta el indulto negaron a las cofradías de León y el Bierzo los del partido del Gobierno. Como si hubieran pedido la liberación de Bárcenas o del trío de Mansilla. El partido de la cajabé, el que no pagó el IVA, el de comisiones por adjudicaciones... El de los buenos ladrones que trasegaban con el dinero a Suiza. Todo eso y mucho más en un solo auto, que más bien parece una moto o una burra porque aquí no paga ni Cristo, ni Rajoy.

Volveréis a maldecir la Semana Santa. Negaréis tres veces, y cien, sus méritos, pero es lo único que nos queda. Quien no encuentre un papel en este parque temático que se dé por deslocalizado. León, al fin y al cabo, es lugar de paso. Patria de emigrantes. Tierra conquistada... que hay que volver a ganar. Paso a paso. Hombro con hombro. Sin olvidar lo global: Je suis Kenia .

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