eL ESTILO QUE VIENE DE áFRICA

Con alrededor de medio millón de habitantes, los masái son uno de los pueblos seminómadas más conocidos y míticos del África negra que se rigen por el amanecer y el atardecer, el cambio de estación y la fuerza del dios Ngai, que representa el sol. Una tribu que basa sus costumbres y forma de vida en la naturaleza.

Se trata de una cultura que tiene como sustento la cría del ganado y la elaboración de abalorios, que se han convertido en protagonistas de sus labores artesanales y cuyos conocimientos se transmiten de generación en generación.

Y es que son ya muchos años los que llevan los masái recreándose en los vivos colores del continente africano para obtener como resultado unos complementos de lo más peculiares. Son piezas que han cobrado una gran influencia en su tradición.

1900 fue el año en el que comenzaron con esta bella tarea, cuando se inició el intercambio de bienes por cuentas con los europeos. Así crearon un nuevo interés en su joyería tradicional, que se extendió mucho más allá de la tribu y consiguió traspasar las fronteras de Kenia y Tanzania hacia países desarrollados.

Esta labor «a mano» se crea con la única excusa de la belleza, que es algo muy importante para los masái. Son las mujeres las que se ponen manos a la obra en algunos ratos de su rutina, reuniéndose en un lugar común para trabajar en sus creaciones.

Los materiales que utilizan se basan en la madera y la hematita, una piedra preciosa que tiene aspecto brillante.

El abanico de diseños es amplísimo, pues todas las partes del cuerpo sirven como lugar de acogida para la artesanía masái: collares, brazaletes, aros, tobilleras, pendientes o vinchas (diademas) para el pelo.

Un detalle curioso es que las piezas de joyería suelen ir destinadas a las parejas recién pasadas por el altar como regalo de boda. Las mujeres, por ejemplo, se ponen collares cuando están casadas.

Otros casos de especial interés son cuando los masái las utilizan para asistir a cualquier tipo de ceremonia o, incluso, como deseo de buena suerte a la hora de cazar.

EL COLOR DE ÁFRICA.

Además de símbolo de posición social dentro de la tribu, los abalorios muestran prosperidad y creatividad. Y uno de los secretos de su elaboración son los mensajes que los colores esconden, ya que no se utiliza una paleta colorida solo como efecto visual.

Cada cuenta tiene un significado específico: el rojo es señal de valentía, peligro y fuerza; el azul es el signo del cielo y el agua; el verde es representante de la naturaleza; el naranja de la hospitalidad; el blanco simboliza la pureza; el amarillo de la cosecha y el negro simboliza a las gentes y las dificultades.

En cuanto a la ropa, los masái acostumbran a vestir con el «shuka», que es una tela con dibujos geométricos anudada sobre los hombros.

Los colores son también variados, aunque el rojo es el que más utilizan, ya que es una forma de distinguirles de los animales en pleno bosque.

La moda étnica ha volado desde esas cálidas tierras africanas hasta las calles de países desarrollados. Muy difícil es no ver a cientos de chicas cada día con un accesorio de inspiración tribal.

Algunas firmas de moda se han atrevido a reinterpretar el estilo masái con complementos y prendas repletas de cuentas coloridas. Un ejemplo es Mi María Morena, una marca que crea diseños con carácter y fuerza, incluidos dentro de líneas: Turkana, que rememora los tesoros y piedras preciosas que se esconden en las llanuras de Kenia.