Diario de León

HISTORIAS CON HISTORIA

Héroes lejos de león

Una investigación sobre el cementerio más conocido de Melilla rescata la historia de tres leoneses que murieron en los enfrentamientos con Marruecos en la llamada Guerra del Rif

Escalinata central de acceso al Panteón de los Héroes de Melilla.

Escalinata central de acceso al Panteón de los Héroes de Melilla.

Ponferrada

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El miércoles 9 de junio de 1915, el periódico melillense El Telegrama del Rif, comunicaba a sus lectores la siguiente noticia: «Las obras del suntuoso mausoleo erigido en el cementerio de la Purísima Concepción con fondos de la suscripción nacional para las víctimas de las campañas marroquíes, está completamente terminado, y ayer tarde, tuvo efecto la solemne ceremonia de bendecir el sagrado recinto donde reposarán eternamente los restos de estos héroes».

Una siglo después, Melilla no ha olvidado a los que considera sus soldados. Es más, gracias al trabajo de Isabel María Migallón, del Archivo General de la ciudad, y de Eduardo Sar, un cabo con destino en el Centro de Historia y Cultura Militar, ha sido posible poner nombre y apellidos y recopilar su historia a muchos de aquellos españoles, entre ellos a tres leoneses localizados durante la ardua labor de estudio.

Gracias también a una suscripción popular, ya en 1896 se había erigido en el cementerio de Melilla un primero panteón de Víctimas de las Campañas, popularmente conocido como el «Panteón de Margallo», por albergar en su interior los restos de quien fuera comandante general de la plaza en 1893, Juan García-Margallo y García, fallecido en la entrada del fuerte de Cabrerizas Altas en la mañana del 28 de octubre de aquel mismo año.

El nuevo panteón, en el que reposan los restos de los tres leoneses, fue posible por la colaboración de la Asociación de Señoras Caritativas, presidida por la reina Victoria Eugenia, que gestionó el dinero recaudado a través de una suscripción nacional «que tenía como fin socorrer económicamente a los heridos y familiares de los fallecidos», explican los dos autores del estudio.

Coincidiendo con la segunda visita del Rey Alfonso XIII a Melilla, el 7 de enero de 1911, el monarca puso la primera piedra de ese segundo mausoleo, más grande, en presencia también del presidente del Consejo, José Canalejas, y los ministros de la Guerra y de Marina.

Mientras se acababa, en 1915, se inició también el traslado de los restos de los militares fallecidos, tanto de la campaña de 1909 como en la de Kert de 1911 y 1912.

Entre 1929 y 1949 se llevaron a cabo los dos traslados más significativos y numerosos desde los cementerios provisionales, entre ellos el que se construyó en 1922 en Monte Arruit

«En ambas fechas, los melillenses quisieron acompañar a estos héroes por las calles de la ciudad en el que sería su último viaje a un lugar donde poder reposar con la dignidad que merecían», comentan Isabel María Migallón y Eduardo Sar.

En 1924, y gracias también a otra suscripción popular, se pudo coronar el monumento con una figura en bronce que representa a la Diosa Niké o Victoria, aunque los melillenses la bautizaron desde un primer momento como «El ángel», que es como se la sigue conociendo. Fue encargada a una fundición alemana y realizada por un artista de Stuttgart.

El nuevo panteón sobrecoge por su sobriedad y silencio. Cinco filas de dieciséis nichos pareados hacen un total de ochenta en el que hay enterrados un número aún mayor de militares (166 en la actualidad ya que en algunos están depositados los restos de dos, tres o incluso cuatro personas) que sucumbieron en acción de guerra entre 1909 y 1921. En el patio superior hay otra treintena de enterramientos y, además, en las galerías situadas a ambos lados de la escalera principal y en la fosa que ocupa la parte central del cementerio, abierta con ocasión del traslado realizado en 1949, hay depositados otros 3.000 (a tenor del número de cráneos), bajo una losa que lleva labrado un soneto labrado del poeta gallego Ramón Goy de Silva.

Este pasado mes de junio, con motivo del centenario de la bendición del monumento-panteón, se ha vuelto a honrar a las víctimas por iniciativa de la Comandancia General de Melilla. Y gracias también a la iniciativa del Centro de Historia y Cultura Militar de Melilla, se ha elaborado una visita virtual, a la que se puede acceder a través de www.panteondeheroes.com, además de la edición de un libro por parte de la autoridad militar de la ciudad. «Una gran oportunidad de poder conocer este monumento funerario que guarda celoso los restos de muchos de los caídos durante las Campañas Militares en Marruecos», remarcan desde Melilla.

Otros no corrieron la misma suerte «y tal vez aún permanezcan enterrados en algún barranco o en alguna de aquellas vaguadas por las que tuvieron que pasar y no pudieron tener una sepultura digna», matizan Isabel María Migallón y Eduardo Sar.

Todos los nombres, añaden, «merecen ser recordados y homenajeados. De muchos de ellos a día de hoy quedan familiares vivos que se sorprenden cuando tienen conocimiento que en Melilla hay un grupo de personas interesadas por recordar a su pariente, a aquel soldado español, sin distinción de grado o rango militar que supo sacrificarse por su país». Melilla les recuerda especialmente cada 2 de noviembre. Muchos melillense han pedido que el cementerio de la Purísima Concepción debería denominarse también Cementerio Nacional de Héroes.

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