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Una vida de aventura

Volver a empezar a los 50

Javier Corral empezó en el Desierto de Atacama lo que sería el comienzo de una nueva vida. Tras quedarse en el paro, decidió que era el momento de superar todos sus miedos y lanzarse a la aventura de recorrer el mundo y contarlo a todo el que quiera oírlo. Subido a su inseparable bicicleta trata de reinventarse como aventurero

El leonés Javier Corral comenzó recorriendo el árido desierto de Atacama y después eligió Costa Rica, Panamá, Italia y Francia.

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León

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Para él quedarse en el paro supuso el comienzo de una nueva vida. Una nueva andadura mucho más apasionante y placentera que la que había tenido hasta entonces. El leonés Javier Corral ejercía de visitador médico cuando perdió el empleo. Para muchos parados de 50 años encontrarse sin trabajo sería un drama, pero Corral vio en la desesperanza del paro una oportunidad para hacer lo que siempre había deseado: vivir una vida de aventura.

Fue entonces cuando se enfrascó en lo que sería su primer gran viaje: cruzar el desierto chileno de Atacama. Siempre acompañado de su bici, este leonés afincado en Toreno consiguió terminar su primer reto en octubre del año pasado. Después, recorrió Costa Rica y Panama para, unos meses más tarde, hacer el Camino de Santiago desde Roma.

Ahora que ha encontrado la senda de lo que siempre quiso ser, se encuentra inmerso en su siguiente plan. Quiere recoger su historia en una serie de programas de televisión en los que mostrar al público su vida de aventura y sus viajes «desde un punto de vista accesible para todo el mundo y que cualquier persona puede realizar». Quiere demostrar que se puede viajar de una forma diferente y conocer muchos más lugares que los típicamente turísticos.

Para eso se fue a Perú a grabar el programa piloto de su próximo proyecto. Un país que eligió «porque tienen algo mágico y es un destino estupendo para ir con una mochila al hombro». Acaba de presentarlo en una cadena de televisión y se encuentra a la espera de una respuesta.

Su trayectoria quizás recuerde un poco a los comienzos del aventurero leonés Jesús Calleja, a quien Corral admira, pero del que descarta ser una copia. «Me conformo con ser la milésima parte», apunta. Sin embargo, reconoce que siempre le ha llamado la atención las ganas de vivir del reportero de televisión y admite que lo tiene como referente.

Corral se plantea la vida como un reto constante. «Hay que ponerse la mochila al hombro y dejar que la realidad te sorprenda». Reivindica ser el protagonista de su propia película, aunque reconoce que romper moldes y abandonar la zona de confort a la que la mayoría estamos acostumbrados no es tarea fácil. Eso si, asegura que merece la pena intentarlo.

El espíritu de aventura y el superar sus propios miedos son su gasolina, lo que le mueve cada día. «Necesito hacer frente a mis temores, que los tengo, como todo el mundo», señala.

En ese afán exploratorio que le mueve está trazando un nuevo proyecto, el más inmediato en su vida: recorrer la Ruta 40, en Argentina, participando en un concurso patrocinado por la compañía aérea Lan Airlines. «Resulte o no elegido, voy a hacerla igualmente», afirma.

Javier Corral, soltero y sin hijos, tira de sus ahorros y de algún que otro patrocinio para poder llevar la vida con la que siempre soñó. No para de componer nuevos retos, «porque si quiero ser aventurero tengo que vivir aventuras». Le gustaría escribir un libro, ofrece charlas y cuenta su propia experiencia a todo el que quiera oírla en un intento de hacer rentable su ilusión. «No busco hacerme rico ni ser famoso; si fuera así, todo esto se me estaría desmoronando. Busco patrocinadores y estoy seguro de que a todo el que quiera unirse le va a merecer la pena», sentencia.