CANTO RODADO
la bofetada
la única bofetada legítima es la que se da en las urnas con los votos de todas las personas que creen, como manuela, que su voto vale por dos
Una mujer de aldea, de más de ochenta años, me dice pausadamente, con sus manos en el regazo: yo voy a votar porque mi voto vale por dos, el que yo pongo en la urna y el que le quito a ellos». Lo cuenta Juan Carlos Pajares en su muro de Facebook. Lo comparto. Y lo hago rodar por este canto porque nunca alguien lo había dicho tan claro. Esa sí que es una bofetada en la cara de quienes no han contado con la gente en los duros años de la crisis.
Todos los votos son útiles, sí señora. Desde el primero hasta el último. Lo inútil es quedarse en casa y lamentarse, aunque sea un derecho. La mujer, que será de Paradilla, expresa el coraje que hay que tener para encarar la jornada electoral de hoy. No da igual.
Participar es un derecho y es un deber. Por primera vez muchas personas sienten que su voto va a ser útil, como la señora Manuela. La joven de 18 años que irá por primera vez a votar al colegio donde aprendió a leer y a escribir. El muchacho que emigró a Inglaterra y que ha adelantado sus vacaciones para no tener que rogar, qué humillación, el voto desde la España exterior.
Participar en el cambio
E l abstencionista que dejará de serlo para participar en el cambio. Sin gatopardismos ni bromas de España en serio. Irá a votar el minero que se quemó los pies y el alma en la Marcha Negra, el que estuvo encerrado en el pozo, la última mujer parada y el último hombre de la cola del Ecyl, que son más de cuatro millones; votará la feminista que salió a la calle para parar la reforma del aborto y las miles de personas que se juntaron en Madrid para pedir que la violencia de género sea cuestión de Estado.
Van a votar los funcionarios y funcionarias a quienes se suprimió la extra del 2012 y se la acaban de devolver como un caramelo electoral. A ver si pican. Votarán las miles de personas que se quedaron sin Seguridad Social mientras se hacen cargo de sus mayores en casa y a quines les recortaron las ayudas. Los estudiantes que perdieron la beca por los recortes y los ganaderos que ven languidecer sus explotaciones por la obediencia ‘debida’ a Europa.
Irá a votar una nueva generación de electores que entienden que la ciudadanía hay que ejercerla más allá de las urnas. Votarán quienes creen que la economía debe estar al servicio de las personas y no de los bancos. Votarán las personas desahuciadas en los últimos cuatro años.
No perder el tren
Va n a votar las madres y padres que desean un futuro mejor para sus hijos e hijas. Los habitantes de los pueblos donde acceder a Internet es un milagro. Los que se quedan sin tren y quienes claman por la memoria de las miles de personas fusiladas y desaparecidas bajo las cunetas en la Guerra Civil.
En vísperas del solsticio de invierno hoy amanece una jornada electoral. Hagamos como Manuela. Vayamos a las urnas. Y hagamos que nuestra papeleta valga por dos. Para romper los designios del señor D’Hont, que dicen que ya está hartito de favorecer a los mismos.
Debemos
Hoy mucha gente siente, como Manuela, que su voto es doblemente útil. En vísperas del solsticio de invierno, España se enfrenta a un nuevo ciclo político. La vieja política ha tocado fondo. El bipartidismo se hunde, no en el invierno, sino en los lodos de la corrupción. A partir de esta noche, una nueva generación de políticos y políticas van a hacer girar la rueda. Porque la única bofetada legítima (y útil) es la que se da en las urnas. Por eso hoy, debemos. Yes, we must.