TELAS de lujo QUE LLEGARON DE Laciana

La suya es una historia de las bonitas, pero no sólo por lo que cuenta, sino también por su estética y por todo lo que transmite. Gancedo es una de las mejores marcas de decoración textil de todo el panorama nacional. De ello dan buena cuenta algunos de sus ilustres clientes, como el Palacio Real o el de Aranjuez.

La historia de Gancedo comenzó en León, concretamente en Villablino, de donde proceden sus fundadores, los hermanos Bernardo y José Gancedo Otero. Como muchos otros emigrantes leoneses que se trasladaron a una gran ciudad para comenzar una nueva vida, estos dos leoneses eligieron Barcelona para comenzar lo que sería con los años un próspero negocio de tejidos. Corría el año 45 cuando abrieron la primera tienda en el número 97 de la calle Rambla de Cataluña. Desde entonces, la trayectoria de esta empresa fue creciendo hasta convertirse en lo que es ahora: una de las empresas textiles de referencia en la que se dan cita, además, algunas de las mejores casas de telas del mundo. Entre ellas figura Sanderson, que decora desde 1923 las propiedades de la Casa Real británica, según publicó recientemente el suplemento Fuera de Serie.

Ahora Gancedo está en manos de la tercera generación de esta familia de origen leonés que sigue vinculada a la provincia, donde conservan una casa en la que se reúnen en verano y durante las vacaciones.

El escritor y editor leonés Víctor del Reguero cuenta en su libro Madrid, aquel comercio —publicado en 2011—, como fueron los primeros pasos de la compañía. Según su relato, José y Bernardo eran naturales de San Miguel de Laciana y antiguos alumnos de la famosa escuela de Sierra Pambley de Villablino. Como tantos otros, fueron a Madrid a labrase un futuro y allí trabajaron en una de las empresas de otra de las grandes familias de comerciantes de León, los Rodríguez. Estos últimos montaron varios negocios en la capital, entre ellos Mantequerías Leonesas o los Almacenes Rodríguez. Con ellos trabajaron estos dos hermanos lacianiegos hasta que decidieron emprender por su cuenta y eligieron los tejidos como la base de su negocio. Bernardo se quedó en Madrid y José se fue a Barcelona. Allí se casó y tuvo un hijo, José Gancedo Bagá, padre de los actuales dueños.

Tras la guerra

Ahora son los cinco hermanos Gancedo, Manuel —director general—, José —director de compras—, Emmeline —responsable de producto y diseño—, Nati —directora comercial— y Beatriz— responsable de marketing y comunicación— los que llevan un negocio que tiene 60 empleados. En total, cinco de los seis hermanos trabajan en la empresa familiar, dos de ellos en Barcelona y tres en Madrid. Su padre, José Gancedo Bagá, fue el que hizo crecer a la marca y el que la expandió por España. «los comienzos después de la guerra fueron difíciles, pero a su vez muy interesantes. Había muy poca oferta y ellos consiguieron tejidos que se vendían casi al momento de exponerlos. Tenían mucho trato con los tapiceros, a los que incluso ayudaban a financiar, y contrataron a gente que vino del Valle de Laciana», explica Beatriz, al frente del departamento de marketing y comunicación de Gancedo. Según explica, su padre colaboró con artistas y diseñadores de la época y hasta comenzó a editar una revista en 1963 relacionada con el mundo de la decoración en la que se exponían las tendencias de aquellos años. TG Revista de las Artes Decorativas, toda una pionera, se mantuvo hasta 1985.

Un buen equipo

Después de él, se fueron incorporando de forma paulatina los cinco hijos que ahora conforman Gancedo. «Cada uno tiene su cometido y formamos un buen equipo», explican. De hecho, pueden presumir de ser una de las empresas familiares con más solera de España. «Nos hemos mantenido gracias a una dedicación e implicación total por parte de la familia, que se ha mantenido unida incluso en los tiempos más difíciles», señala Beatriz. Aseguran que la crisis ha hecho más fuerte a una empresa que el año pasado facturó algo más de siete millones de euros y que tiene una clientela que dividen en tres tipos: el cliente final —el que atienden en las tiendas—, el profesional —decoradores, arquitectos, diseñadores, tiendas de decoración...— y el denominado ‘contract’, que engloba a hoteles, restaurantes y distintos organismos oficiales. Entre estos últimos, Gancedo cuenta con clientes tan destacados como el Palacio de Aranjuez, la casa del rey Felipe VI, el Congreso o La Moncloa.

Llegar hasta aquí ha sido posible gracias a un trabajo centrado en el cuidado de los detalles y en la atención al cliente. «También cuidamos la calidad en los materiales (tejidos, alfombras, papel pintado, pasamanería...) así como tener una amplia oferta a precios razonables», explican desde la propia empresa.

Ahora tienen tiendas en Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga, Mallorca y Tenerife, además de un showroom en Valencia, donde tienen fábrica propia y taller de confección. Han expandido el negocio fuera de España y tienen una división en México desde hace cinco años.

Toda la familia sigue vinculada a León. «Seguimos yendo cada verano cada verano a Villablino y en Gancedo trabaja gente de Laciana, tanto en el almacén de Valencia como en Marbella y en Madrid», relata Beatriz. Asegura que es difícil que puedan coincidir todos, pero tratan de reunirse siempre que pueden en la casa familiar en la que su madre pasa todos los veranos. ¿Lo que más les gusta hacer cuando vienen? «Nada en especial. Tenemos amigos de toda la vida porque hemos ido desde que nacimos y es muy agradable volver a encontrarte con ellos. Hacemos muchas excursiones. ¡Es tan bonito!», apunta la responsable de comunicación de la compañía.

Todos los hermanos tienen muy buenos recuerdos de León, la tierra que vio nacer a su abuelo, uno de los grandes emprendedores, junto a su hermano, de la provincia.