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Publicado por
vANESSA cARREÑO
León

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Hoy un cliente ha llegado corriendo a la sesión. «Voy siempre con la sensación de que no llego nunca a los sitios». Interesante. Porque todos podemos ir tarde un día, pero si anda usted siempre corriendo, igual es que las prisas las lleva dentro. Si me permite, voy a pedirle que pare un momento. Quiero hacerle dos preguntas: ¿A dónde va tan deprisa? Reflexione. Y, ¿para qué corre tanto? Idem.

Cuando uno corre y corre, siempre pensando en lo siguiente que va a hacer, con la lengua fuera, la mente a mil por hora y la sensación de que no le dan de sí los días, termina creyendo que la vida, en vez de vivirse, se corre. Sólo está satisfecho cuando hace muchas cosas y pocas veces se para a valorar, a disfrutar, a vivir, en el sentido más amplio de la palabra, cada una de ellas.

¿Qué pasa por ir despacio? ¿Qué pasa por no agobiarse, no estresarse y no terminar el día agotado? ¿Acaso uno es más cuanto más corre o más hace? Hay quien cree que sí. Otros corren porque no saben hacer otra cosa. Otros porque les ayuda a no ver. Y otros porque se comprometen más con los demás que consigo mismos.

Si anda usted entre ellos, aquí tiene tres ideas para correr menos y vivir más:

—Busque momentos de conexión. Vivimos desconectados, así que la conexión hay que buscarla. En la naturaleza, en un paseo por el parque, en un rato de juego presente con sus hijos, en un momento de lectura o en el silencio.

—Haga pequeñas prácticas de meditación o relajación. No necesita ser un erudito para aprender a estar presente. Puede hacerlo dedicándole cinco minutos cada día. Hay bibliografía muy sencilla para empezar. Y le aseguro que los resultados bien merecen el esfuerzo.

—Incorpore el descanso como parte de su rutina diaria. Duerma lo suficiente, pare cuando lo necesite y deje espacios vacíos en su agenda.

En definitiva, permítase disfrutar de cada instante de la vida cuando está sucediendo. Deje de pensar en los días que pasan como un medio para llegar a un fin. Porque resulta que cada uno de esos días es un fin en sí mismo.