Diario de León

El motor de la pasión

Un Buscador de joyas sobre ruedas

Asegura que lo suyo es «una chaladura que va cambiando». El leonés Paulino García Casado decidió dar un giro a su vida y dedicar buena parte de su tiempo a lo que más le gusta: buscar coches, motos y bicis especiales por medio mundo para darles su toque personal y único

Paulino García en su taller.

Paulino García en su taller.

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Comenzó su vida laboral como arquitecto técnico, pero su pasión siempre fue el motor. Después de diez años trabajando en el sector de la construcción, Paulino García Casado decidió dar un vuelco a su vida y hacerle un hueco a lo que más le gustaba. Ahora se dedica a la compra-venta de vehículos clásicos, un mundo al que le dedica buena parte de su tiempo libre, si bien aclara que no es a lo que se dedica profesionalmente, pues comprar, arreglar y vender coches le da muchas satisfacciones, pero no el dinero suficiente como para dedicarse a ello de forma profesional. «Es muy poco el margen que se saca, más bien se puede decir que es un hobby que se autofinancia», explica.

Empezó poco a poco, trayendo encargos de coches clásicos desde Estados Unidos y motos desde Inglaterra para venderlas aquí y entre encargo y encargo también se hacía con algún pequeño tesoro para él. «Soy muy minucioso y me puedo tirar horas y horas buscando en Internet hasta dar con lo que busco», explica.

En su taller tiene ahora un ‘hot rod’, un modelo de coche muy conocido en Estados Unidos desde los años 20 «cuando la gente se iba con algún amigo a una carrera en la playa y se montaban un coche con distintas piezas de aquí y de allá para poder competir», explica Paulino García. Lo cuenta con pasión, con la ilusión de quien no solo conoce bien lo que hace, sino que además le gusta.

Una de las últimas motos que Paulino García ha customizado prácticamente pieza a pieza en su taller. RAMIRO

De Haddam a León

Un coche de carreras de hace 90 años que ahora ocupa buena parte de la zona de trabajo y que corrió la Race of the Gentleman —una carrera de aceleración que también se celebra en la playa en Estados Unidos en la que los componentes de los coches tienen que ser anteriores a 1.936 y los conductores deben ir vestidos de época— en 2014. Lo consiguió a través de la web de subastas Ebay. Hasta León vino desde Haddam (EE UU) después de pagar unos 7.000 euros por él. Ahora lo está arreglando a su gusto y ha invertido ya casi la misma cantidad que le costó traerlo hasta aquí. Lo que es complicado es matricularlo una vez que esté listo. «Lo más difícil es pasar la ITV, que es lo que está frenando el sector de las motos y los coches clásicos en España», apunta Paulino.

En parte por esas trabas burocráticas dejó de traer coches del otro lado del Atlántico hace cinco años, mientras que las motos ahora se las llevan fuera de España, en muchas ocasiones a los mismos países de los que llegaron.

«Ahora los puedes comprar aquí más barato que fuera —argumenta—, hasta viene gente a España a comprar Ferraris para llevárselos a otros países».

Lo que él busca son «piezas raras para hacerlas aún más raras». Se trata de customizarlas, de darles un toque personal que las haga diferentes, pero sin perder su esencia.

Una de las bicicletas que Paulino ha customizado y algunas de las piezas en las que está trabajando o a punto de terminar. RAMIRO

«Esto es una chaladura que va cambiando y que nunca sabes cómo va a acabar». De momento disfruta con lo que hace, un trabajo manual que, asegura, no está todo lo valorado que se merece, Él ha aprendido mecánica de forma autodidacta, «con el método ensayo-error y explica que, cuando era pequeño, desmontaba todos los coches de juguete que caían en sus manos sólo por el placer de volver a montarlos pieza a pieza.

Ahora no recoge encargos. «Lo que hago es comprarme alguna moto para mi y ponerla a mi gusto. Si viene alguien y le gusta se la vendo o se la cambio por otra cosa que me interese». Algo tendrá cuando lo acaba vendiendo todo.

Después de los coches comenzó a buscar bicicletas especiales. Algunas como las Colnago o Cinelli u otras marcas italianas de los años 70 y 80. Así fue como empezó a meterse en el mundo de las bicis. «Nunca he sido ciclista, pero una vez me trajeron una para arreglar y me empecé a interesar», relata. Después de pasar por sus manos y customizarlas las vende por Ebay.

Chapado en oro

Algunas tienen partes chapadas en oro, que es como se solía hacen hace años con las piezas especiales para darles un toque aún más diferenciador.

«Además de en Internet, voy a ferias y busco componentes prácticamente en cualquier sitio por donde paso». Precisamente este es el paso que más tiempo lleva, buscar. Y también uno de los procesos que más le atraen de esto.

Dos de las bicis que ha customizado este leonés las ha vendido en Los Ángeles a algún apasionado coleccionista de estos vehículos de dos ruedas que tantas posibilidades ofrecen a los amantes de la mecánica. García Casado también ha vuelto al mundo de las motos con una Trimpuh que ocupa buena parte de su tiempo. «No tengo ninguna prisa en acabarla, lo importante es que quede a mi gusto, que me sienta satisfecho cuando la acabe», apunta. Le gusta más todo el proceso de customización que sacarlas a la calle cuando el trabajo ha finalizado. Mientras acaba su último trabajo, sigue buscando nuevos tesoros con los que calmar su alma inquieta y creativa.

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