Diario de León
Norberto, a la izquierda junto a Vicente Pastor, en la presentación de ‘El coro de la Catedral de León’.

Norberto, a la izquierda junto a Vicente Pastor, en la presentación de ‘El coro de la Catedral de León’.

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Vicente Pastor. Editor
León

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Escribir unas líneas en memoria de dos grandes profesionales es, por un lado, tarea sensible y difícil. Y, por otro, extraordinariamente gratificante. Y esto porque con estos dos profesionales, Vicente Pueyo y Norberto Cabezas, tuve una buena relación personal y profesional.

A Vicente le conocí a los pocos días de integrarse en la plantilla del Diario de León. Fue para mí, en el desarrollo de su profesión, el espejo de lo que a mí me hubiera gustado ser de haberme inclinado por el periodismo en vez de por el mundo del libro. Y es que muy pocos años antes de terminar Vicente la carrera de periodismo, la había acabado yo también en Madrid.

De Vicente me admiró desde el primer momento su afán por estar al día en la noticia cultural; en profundizar en el conocimiento de la cultura, de los escritores de la tierra a la que había llegado y de la que no tenía conocimiento. En sus frecuentes visitas a la librería hablábamos sobre las novedades de los escritores leoneses y de León. Hay que tener en cuenta que aquellos años fueron de una proliferación bibliográfica extraordinaria. Su inquietud cultural era admirable. Su interés por publicar la última noticia cultural de León, en cualquiera de sus facetas era casi obsesiva. Pero su interés no quedaba reducido al ámbito de lo leonés. Se pasaba horas viendo novedades, escrutando nuevos autores, atento a la primicia, etc. Muchos meses y muchos años de conversación, de intercambio de opiniones, fueron labrando una relación extraordinaria en lo personal y en lo profesional.

De Norberto podría escribir casi un libro. Le conocí en torno a finales del año 1992. Un amigo común, Saturio, nos presentó un buen día. Saturio había sido el culpable de que Norberto se convirtiera en fotógrafo poco tiempo antes. Norberto trabajaba de corrector en el Diario de León. Un día Saturio le anima a que deje el puesto de corrector y asuma la plaza de fotógrafo. Y, sin más, con el carácter que tenía nuestro querido Norberto aceptó el reto.

Pocos meses después, cuando nos conocimos, asumió otro reto. Hacer fotos para ilustrar libros. Esto suponía cambiar el chip, de fotógrafo de prensa a fotógrafo de edición. Pasar del blanco y negro al color; del reportaje a pie de calle a un trabajo con focos, con mucha paciencia, con mucho esmero, con mucha calidad, etc. Tenía que adentrarse en otro mundo y con otra mentalidad. Y aceptó el reto. Y empezó a hacer fotos para Edilesa como un principiante.

Norberto con Edilesa, a lo largo de los años, hasta su fallecimiento, ilustró más de un centenar de libros. Habría que hacer un inventario. Al ingente número de diapositivas habría que añadir otros miles de tomas ya en formato digital. Pero me interesa destacar en estas líneas, más que el número de su colección fotográfica, su calidad fotográfica. Norberto había partido de cero y fue un auténtico autodidacta.

Si tuviera que destacar algún libro con fotos de Norberto, en primer lugar estaría ‘El Coro de la Catedral de León’. En este libro está la perfección fotográfica de Norberto. Solamente tenemos que analizar libros publicados en España sobre coros, y comparar las fotografías. Así es como podremos comprender la altura de la profesionalidad fotográfica de Norberto. Libros sobre catedrales, monasterios, la Semana Santa de León, etc. Pero quisiera destacar una fotografía: la Virgen de La Vid, que preside el retablo del Monasterio de La Vid. Yo estuve con él varios ratos en dos días para hacer aquella foto: trípode de tres metros, escalera, etc. Hoy se puede ver en el libro que Edilesa publicó sobre el Monasterio de La Vid. Es una fotografía perfecta, y es una fotografía, puedo testificarlo, muy difícil de hacer. 

Podría estar escribiendo páginas y páginas de un profesional de la ilustración de libros que, en León, en las últimas décadas debe ocupar uno de los primeros lugares en el ranking de fotógrafos.

Y quisiera, por último, transmitir a través de estas líneas, que esta faceta de Norberto no ha llegado al público. Desde aquí animo al Diario de León a reivindicar el Norberto como fotógrafo del Patrimonio Artístico, y no solamente como fotógrafo de prensa. No creo que me equivoque si afirmo que quizás, en un análisis final, habría que repartir a Norberto al 50% en cada una de las facetas.

A los dos, a Vicente y a Norberto, les debo muchas cosas que llevo en el corazón. Que los leoneses sepamos agradecer lo que nos dejasteis de legado, y que el tiempo os eleve al lugar que merecéis.

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