Diario de León

El hierro hecho arte

La vieja ferrería de chillida

El arte del escultor vasco recala en el Museo de la Siderurgia y la Minería de SAbero y revela la relación íntima de su buen hacer con la industria

Las tres esculturas tienen connotaciones religiosas, matemáticas y filosóficas.

Las tres esculturas tienen connotaciones religiosas, matemáticas y filosóficas.

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Sabero

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La Ferrería de San Blas acogió hace más de un siglo y medio un proyecto pionero en España, que trajo la revolución industrial a León y a buena parte del norte del país. De los dos hornos altos que se levantaron en ella, brotaban todos los días toneladas de hierro fundido, que eran convertidas en raíles, tubos y otros productos que contribuyeron al desarrollo de una sociedad, que a mediados del siglo XIX todavía estaba muy anclada en el pasado.

Quienes pusieron en marcha ese gran proyecto eran capaces de ver en el tosco mineral de hierro extraído de las minas cercanas nuevos elementos que harían la vida más fácil y más cómoda para todos. Quienes trabajaban penosamente en esta gran fundición sabían convertir aquella visión en realidad a base de fuego y esfuerzo.

Más de un siglo después, otro visionario, uno de los grandes artistas españoles del siglo XX, Eduardo Chillida, materializó también parte de sus sueños en una forja industrial, haciendo vivir al hierro, su material preferido.

Chillida se convierte en un ferrón más, como aquellos que dieron vida a la vieja fábrica de Sabero hoy convertida en museo. Trabaja el material al rojo vivo, lo dobla, lo estira, lo aplana y le da forma. Y éste le sirve para interrogar al espacio. Con el hierro corta el espacio, lo limita, lo conquista.

Hoy el arte de Chillida recala en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, con su nueva exposición Chillida. Burni bizitu / Vivir el hierro y para quien tanto amo el hierro no hay lugar mejor para sus obras que esta vieja fábrica tan unida a este noble material.

La exposición Chillida. Vivir el hierro/Burni bizitu toma por título un grabado que el escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebastián 1924-2002) realizó en 1967. En ella se aborda una parte importante del proceso artístico de Chillida y se desvela la relación entre arte e industria subrayando la importancia que el hierro ha tenido para el artista.

El discurso expositivo de la planta baja posee un carácter divulgativo, está dedicado a la parte industrial, concretamente a la realización en la fábrica de las esculturas monumentales de gran formato, mientras la planta superior recoge una cuidada selección de grabados de distintas épocas y tres esculturas de acero, ejemplos de la capacidad del artista de hacer vivir el hierro.

Eduardo Chillida ha trabajado a lo largo de su vida diferentes materiales como la piedra, la tierra, el yeso o la madera, pero es el hierro su material preferido. Este ha estado constantemente presente en su producción y ocupa un lugar privilegiado en su trayectoria.

Tras sufrir una crisis artística en 1951 que le lleva a abandonar París, se traslada a vivir a Hernani (Gipuzkoa). Allí en el País Vasco se reencuentra con sus raíces y descubre en el hierro una nueva vía de expresión artística. En esa época, comienza a trabajar en la forja del herrero Manuel Illarramendi; cuando el ferrón descansa, el artista toma su lugar. Así nace Ilarik , la primera escultura realizada en hierro, íntimamente conectada con la tradición vasca de las estelas funerarias.

Su experimentación con la materia y la preocupación por la escala le conducen a elaborar obras de cada vez mayor tamaño que conllevan unas necesidades técnicas difíciles de cubrir en su taller. Tiene que recurrir a la ayuda externa. Por ello, acude primero a la empresa de Patricio Echeverría en la localidad de Legazpi (Gipuzkoa) y años más tarde a la fábrica de Sidenor en Reinosa. El artista se traslada del taller a la fábrica y de la fragua a la gran forja.

Una oportunidad única

Desde que entra en la gran forja industrial, el proceso de trabajo es diferente. El artista ya no combate el material directamente con su fuerza física. Se rinde a las exigencias de la maquinaria industrial. Chillida se convierte en «director de orquesta» y está presente durante todo el proceso de elaboración de las esculturas, observando y supervisando a los operarios. El escultor atiende a las sugerencias de los experimentados trabajadores, pero estando también a la escucha del propio material.

De nuevo el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León sorprende con sus exposiciones temporales. Si hasta la fecha la calidad de las mismas era una constante, con la nueva exposición dedicada a Chillida, han puesto el listón muy alto, ya que muy pocos museos de España, todos de gran importancia, poseen obra de Chillida, por lo que la oportunidad que se ofrece desde el MSM para este verano es única.

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