Diario de León

CANTO RODADO

frío

no hay visos de cambio con los ministros de los tijeretazos en el gobierno, con la paridad desterrada y los crucifijos en alza

León

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Aaprovechemos el otoño antes de que el futuro se congele y no haya sitio para la belleza». Un amigo me escribió ayer esta frase de Mario Benedetti en el muro de Facebook como respuesta a mis ansias de subirme en una hoja y echar a volar con el viento del Este hacia donde sale el sol...

Por la tarde, ese frío que presagia las nieves en los altos se colaba por todas las rendijas. Está claro que hay que aprovechar cada momento, y más los de sol, como si fuera el último. Porque la vida, y la muerte, nos sorprende a la vuelta de la esquina.

A Yolanda Pascual Expósito, la periodista asesinada por su ex pareja en Burgos, la asaltó el criminal en un rincón del garage cuando llegaba de trabajar tras una larga jornada laboral. Apenas unos días después de confesar en su columna de opinión las ganas de vivir que tenía para enseñar a vivir a su hija. No pudo celebrar con ella su mayoría de edad. Pobre criatura.

La noticia me dio náuseas. No por habitual —ya son 42 las mujeres asesinadas por violencia machista este año— se acostumbra una a la ignominia. No conocía a Yolanda personalmente. Supongo que el hecho de ser cercana por profesión y que El Mundo-El Correo de Burgos y Diario de León pertenezcan al mismo grupo de comunicación ahondó el dolor.

Hipocresía

A l crimen sucedió la repulsa ciudadana e institucional. El ritual se repite más o menos adaptado a cada ciudad o pueblo cada vez que asesinan a una mujer. ¿Y después? ¿Qué se hace después? Otra periodista, Angélica González, también de Burgos, puso el dedo en la llaga al criticar a la ahora consejera de Agricultura y antes de Familia por apuntarse a los duelos con la misma soltura con que retiró las ayudas de la Junta a la Asociación para la Defensa de la Mujer La Rueda bajo la excusa de la crisis.

Cierto. A la hora de abordar la violencia de género, ahora que se acerca el 25 de noviembre, hay mucha hipocresía. Se condenan los asesinatos y no se hace nada por evitarlos. Y menos aún en el ámbito masculino, donde más se necesita la prevención.

Los recortes han sido crueles con los servicios sociales en general y con los dispositivos de atención a las mujeres víctimas de la violencia machista en particular. Muchos programas son financiados por empresas privadas.

A Dios rogando y con el mazo dando. La sociedad, empezando por los medios de comunicación, es más proclive a dar pávulo al 0,01% de denuncias falsas que a preguntarse por qué cada año son asesinadas medio centenar o más de mujeres.

Cómplices

A lgo habría que hacer para que esto no suceda. O no, al menos, con nuestro silencio. Porque, como señala la pancarta de los Lunes sin Sol, el silencio nos hace cómplices. Y como dice el periodista francés Serge Halimi: «Es ilusorio pensar que la sociedad va a cambiar si los medios no cambian y que los medios cambien si la sociedad no cambia».

En España, no hay mucha esperanza de que algo cambie. No ha llegado el invierno y el frío ya amenaza con congelar el futuro, como escribió Benedetti. Rajoy ha dicho, con el gobierno nombrado, que quiere seguir por la misma senda, la de los tijeretazos de Guindos y Montoro. Un gobierno sin equidad de género y rendido a los crucifijos, que el PSOE ha facilitado.

Y pocos visos hay de que algo cambie en esta sociedad patriarcal cuando las ministras tienen que hacer la reverencia al rey mientras los hombres se tratan de tú a tú con un apretón de manos. No, lo importante ahora es dinamitar a Podemos, aunque ellos solitos lo hacen muy bien. Será que el material genético de la izquierda es suicida.

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