el discurso del rey

Leonor y Sofía hicieron novillos. Como ciudadanas privilegiadas, fueron a escuchar a su padre, el rey, en la solemne apertura de la duodécima legislatura. En lugar de ir a la escuela aprendieron la lección de que ellas son diferentes en el flamante edificio de la Carrera de San Jerónimo que custodian dos leones.

Carolina Bescansa estaba preocupada. Temía por los insultos que iba a recibir la reina Letizia por ir con sus hijas al Congreso, dos niñas ya creciditas para las que ni siquiera tenía la excusa de la lactancia.

Pero es evidente que la demagogia es patrimonio del pueblo. El rey bendijo el pacto PP-PSOE. Y el discurso de que todo lo demás era una locura y de quienes se manifiestan en la calle están en contra de las instituciones, e incluso de la Constitución, cala como un orballo fino que apenas sentir caer sobre nuestras cabezas.

El lenguaje es la masa madre con la que se forma el pensamiento. Así que lo mejor es empezar por crear un mundo de buenos y malos para que la gente tenga bien claro cuál es el camino correcto.

Vuelos calientes

El miedo que se ha sembrado en España contra cualquier otra fórmula de gobierno que no fuera la gran coalición contrasta con la laxitud que se aplica a lo sucedido en Estados Unidos con la victoria de Trump, el malo malísimo de la película occidental.

Ahora todo el mundo confía en que el nuevo presidente americano no cumpla lo que prometió en la campaña electoral, lo cual es otra perversión frecuente del sistema legitimado. Es la forma de tranquilizar a la gente. Total, en lugar de 10 puede que sólo eche a 3 millones de personas del país. Y, por supuesto, sólo a aquellas que cuentan con antecedentes penales o policiales.

Al fin y al cabo, Donald Trump puede tomar ejemplo de España, con una larga experiencia en las deportaciones en caliente, como muy bien sabe el ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz y también sus antecesores en el cargo. ¿Llevamos la cuenta de cuántos inmigrantes hemos devuelto en esos aviones que vuelan de Madrid a África?

Asunto de Estado

Bien, a pesar de la hipocresía reinante para que traguemos el discurso de la bondad de la gran coalición, hay que felicitarse de que haya gobierno. Ahora vamos a ver si tenemos oposición. O el pacto entre el PP y el PSOE se reproduce hasta la extenuación de la legislatura. La aprobación de los presupuestos es uno de los pasos más importantes.

Un día antes del discurso del rey, el PP y el PSOE anunciaron un pacto contra la violencia machista al que invitaron a sumarse, con posterioridad, a otras fuerzas políticas. Lo cierto es que si la violencia hacia las mujeres es un asunto de Estado, y lo es y muy serio, las cosas hay que empezar a hacerlas de otra manera.

Pero no vale que dos partidos se arroguen el sentido de Estado en el parlamento más plural de la historia. La generosidad que tanto alabó el rey en su discurso hay que aplicarla a los dos partidos que han conformado, con sus actitudes, la mayoría que sustenta el actual gobierno de Rajoy. ¿Hasta cuándo? Hasta cuando el PSOE tenga claro que es el momento de volver a competir por el poder.

La violencia de género se sumó una nueva víctima esta semana. Ahora la asesinada es de aquí al lado. Una mujer de La Virgen del Camino.

La revancha del patriarcado contra los avances de las mujeres es tan grande que dulcificar ahora el discurso sexista de Trump no es otra cosa que demagogia para hacernos tragar que lo mejor es que todo cambie para que todo siga igual.