Diario de León

CANTO RODADO

a dos velas

La junta deja a león a dos velas con su política de desplazar el centro del noroeste hacia el lugar donde se centraliza el poder autonómico

León

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Desde la zona de confort de las redes sociales la gente ardió en ira por la subida de la luz en pleno invierno leonés, con los témpanos de hielo colgando de los tejados de las casas vacías de los pueblos y de las fuentes de mi ciudad. La gente quería protestar mucho y se destrozaba el pulgar apretando las teclas del móvil reenviando la convocatoria del apagón sin tilde.

Nadie sabía, ni nadie se preguntó de dónde venía el mensajito. En realidad, ¿alguien lo sabe? No me parecía una forma efectiva de luchar contra el tarifazo. Luego me enteré de que no sólo no iba a torcer el brazo a las eléctricas, que venden y compran la luz en un mercado que funciona en régimen de oligopolio. Y que cualquier cambio en el precio de la subasta del día siguiente, motivado por el descenso de la demanda del apagón (sin tilde), sólo influiría en el 35% de la factura pues el resto son peajes e impuestos.

Así que apaga y vámonos, dije cerrando el móvil, el gran monstruo de la globalización. No sé si finalmente el apagón (sin tilde) ha servido para iluminar nuestra conciencia, pero el apagón organizado quién sabe dónde supuso un despilfarro poco práctico y menos edificante para el fin que se perseguía. Se gasta mucho más en el proceso de apagar y encender.

La gran mentira

E n fin. Que el redil sigue su curso por las redes sociales, pero muy poca gente se movilizó en diciembre para exigir el fin de la pobreza energética con un desfile de velas desde Botines a la Catedral bajo el destello de las luminarias y guirnaldas de colores que hacían brillar la Navidad en la ciudad.

Vivimos en medio de una mentira, pero preferimos ignorarlo. Igual que Herrera se hace el sueco cuando va a Madrid a la conferencia de presidentes a preguntar por la verdad del carbón autóctono al gobierno que ha dejado a dos velas a una provincia, León, para la que la mina no era sólo el empleo minero, sino toda la riqueza que generaba a su alrededor. Juan Vicente Herrera sólo tiene que darse una vuelta por las cuencas mineras para saber la verdad del carbón. Salir de su zona de confort habitual en el Camino de Santiago y acercarse un momentín al Musel, para ver las montoneras de carbón de Sudáfrica, Australia, etc. que se depositan en sus muelles.

El presidente de Castilla y León pregunta la verdad sobre el carbón para despistar y zafarse de otras verdades como la apuesta de su Gobierno autonómico por reforzar cuanto más mejor el eje de Valladolid-Palencia-Burgos frente a León como centro natural del noroeste ibérico. Y no se trata de victimismo. Se trata de la verdad. Una política centralista bien apuntalada por los sucesivos consejeros de Fomento leoneses. A Silván le dieron de premio la alcaldía de León, ya veremos lo que le darán a Suárez-Quiñones.

La desidia

L a desidia con León alcanza el insulto cuando el común se desayuna con titulares como que los trenes de Feve están parados porque no hay nadie que se ocupe de echar el gasóleo. El problema es que ya no hay nadie que alce la voz y muy pocas voces que iluminen el largo invierno social que vivimos desde que el 15-M se retiró a los sofás y a las mismas luchas de poder con distinto collar. Las linternas de los mineros hace mucho tiempo que se apagaron. En la mina y en la calle.

Las movilizaciones de mujeres contra Trump, desde Washintong a Bombay, desde Sidney a Londres, más de 600 marchas, es una de las pocas señales de que la humanidad aún sigue viva y no es un mero espectro virtual que compite en una carrera de ocurrencias derivadas del nombre del 45 presidente de Estados Unidos en las redes sociales.

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