Diario de León

CON MOVILIDAD REDUCIDA (10)

La obra de Wright y otras historias

Oficinas Jhonson Wax. MARTA JIMÉNEZ PINTO

Oficinas Jhonson Wax. MARTA JIMÉNEZ PINTO

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j. a. gonzález (Johnny)
León

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Alternando ambas orillas del río, saltamos alternativamente de Minnesota a Wisconsin y a la inversa, visitando pequeños pueblos y esa zona que aún conserva la denominación que le dieron los colonos franceses, La Prairie du Chien. Vamos en busca de las huellas del arquitecto Frank Lloyd Wright.

Para abrir boca, nos alojamos en Spring Green, en el Round Barn Motel, construido sobre planos de Wright, que dibuja una granja con su granero, como tantas que se ven en estos Estados y en Pennsylvania, siguiendo la máxima de que una construcción ha de pertenecer al lugar donde se sitúa. Ha de adornar el paisaje, no destruirlo. La zona de alojamiento mantiene la silueta de una granja y se adapta a las necesidades de los viajeros que pernoctan. Hay una gran piscina central. El granero está siendo restaurado y en él se ubican los comedores y la cocina.

Por la mañana, observamos de pasada un motel, el Usonian Inn, proyectado por un alumno de Wright y nos centramos en la visita a Taliesen. Los abuelos y tíos maternos de Wright eran emigrantes galeses y el poeta ancestral y mítico de este país era Taliesin, de ahí el nombre de su hogar y estudio.

Dice Emerson que cada artista construye su propia casa y en ella vive y está su mundo, entonces sabes que el mundo existe porque tú lo has creado. Esta es la casa de Wright por antonomasia.

Taliesin se sitúa en una colina de Spring Green, con el río Wisconsin corriendo a sus pies. Eran terrenos de sus abuelos, si bien, aunque acabo de decir que está en una colina, en realidad está en un altozano al lado de la colina, a la que sirve de adorno, como los árboles o las plantas. Construir en la cima era desvirtuar el paisaje. La construyó en 1.909, cuando se separó de su mujer y se fue allí a vivir con su amante Mamah y el hijo de ambos. De todos modos, tres años más tarde, un mayordomo negro que había sido despedido, pegó fuego a la casa y con un hacha, dio muerte a siete personas, entre ellas Mamah, su hijo y una hija de ella.

Wright, devastado, enterró a los muertos y prometió reconstruirla y continuó trabajando como un poseso. Se volvió a quemar en 1.925 y vuelta a reconstruir. Nos situamos en 1.929, con el Crack de la Bolsa, la Gran depresión y el arquitecto casi en la miseria, sin ningún proyecto que llevarse a la mesa de diseño y que pudiera cobrar. Para entonces ya estaba con su cuarta mujer, Ivanovna Olgivanna, bailarina del Ballet de Montenegro y escritora, que lo animó a escribir su autobiografía, lo que atraería nuevos clientes. Malviviendo con esto y pequeñas colaboraciones en la prensa, en 1.932 deciden crear la Hermandad de Taliesin, un programa de aprendizaje no formal, dirigido a treinta alumnos internos que pagaban 650 dólares al año y hacían su vida trabajando de siete de la mañana a diez de la noche, bajo la dirección del maestro.

Según algunos alumnos jamás hubo un lugar de aprendizaje con tal atmósfera de excitación intelectual. Allí era tan importante barrer la basura, como trabajar en la granja; ordeñar o la cantería; el diseño o componer música, que se interpretaba en los recitales de los sábados y donde se alternaban la poesía y el teatro.

Algunos críticos decían que Tailesin no era una College, sino una plantación moderna, donde los estudiantes eran poco menos que esclavos.

De cualquier forma. Este Tailesin es el que construyeron entre todos, agregando pabellones que necesitaban para alojar al alumnado o proveerles de espacio para dibujar o para talleres de cantería.

Las paredes son de piedra tallada de canteras de Wisconsin, de ladrillo, a veces de arcilla de barreros cercanos y de madera. En el interior madera que da ese color dorado y acogedor. A ello contribuye también la chimenea, en el amplio living. Los techos bajos, que crean una atmósfera de serenidad en el amplio salón donde se ubica el comedor y la tienda, con libros y objetos, merchandising del arquitecto.

Los interiores de las casas de Wright son diáfanos y los diferentes usos se distinguen mediante biombos o pequeños detalles. La división en pequeños cubículos desaparece.

Adquirimos vasos y marcapáginas con el dibujo característico de los cristales de las ventanas de las casas que Wright construía para particulares.

Madison es la capital del estado de Wisconsin y está construida al lado del lago del mismo nombre.

Wright había nacido aquí, aunque inmediatamente sus padres se trasladaron a Spring Green. En los años cuarenta proyectó un Centro Cultural sobre el lago Madison y embocando un boulevard que discurre hasta el Capitolio, sede de la Asamblea Legislativa del estado. Si bien inicialmente no se llevó a cabo, con posterioridad se retomó el proyecto y se desarrolló adaptándolo a un Centro de Congresos y Convenciones, con amplios salones y un par de restaurantes de distinto tamaño. Es el Monona Terrace. Parece un anticipo del Guggenheim de Nueva York, con ese sistema de círculos concéntricos que comienza en los aparcamientos laterales proyectados sobre un eje central y termina en la galería sobre el lago Madison y un pequeño restaurante. Al otro extremo se divisa el Capitolio, como lo pensó Wright y, más cerca, varias esculturas modernas y coloridas, junto con una fuente y jardines recoletos.

Milwaukee se levanta al lado del lago Michigan y se construyó, inicialmente como agrupamiento para producir cerveza, con una mayoría de emigrantes germánicos y polacos. Hoy sigue elaborando gran variedad de marcas, incluyendo las cervezas de raíces, de modo que es una lástima que ninguno de los del grupo haya pasado de la Mahou con tónica.

Milwaukee tiene un pequeño museo con una colección de pintores pop: Warhol y compañía y una sala dedicada a Wright, donde se exhiben muebles y ventanas diseñadas por él. Incluso hay algún mueble traído del Hotel Imperial de Japón, que había resistido los terremotos, pero no la piqueta para construir viviendas. También hay una exposición monográfica de Thomas Hart Benton.

Hart Benton se encaja dentro del movimiento Regionalista, que pinta el mundo y los oficios rurales y el día a día de la época pasada. Benton, que escribía para el New York Times, fue enviado en 1.937 a Hollywood, donde fue inspirado por la épica de las historias que entonces rodaban. Los cuadros representan personajes humanos con ese aspecto de héroes cotidianos, también reflejados en el cine.

Hart, que ya había tocado el mundo del cine en Yersey y que siempre lo había considerado como otra forma de contar la historia, afianzó su idea inicial acerca de este arte y nunca se separó de ella, que fue su motor o inspiración. Amigo de Diego Rivera, participó de su ideología y son famosos sus murales latinos.

Un ala del museo de Milwaukee es un proyecto del arquitecto Santiago Calatrava y consiste básicamente en un gran pájaro (con perdón), que cuando se abre el museo, despliega las alas y a la hora del cierre, las recoge. Cuando salíamos, después de la visita, pedí a M.V. que preguntara en información si era habitual que funcionase el mecanismo de apertura y cierre de alas, considerando que en España las obras de Calatrava suelen tener goteras, pero M.V., que es muy patriota, se negó en redondo. Allí estuvimos hasta la hora de cierra, las seis de la tarde, para constatar que el pájaro se recogía hasta el día siguiente.

Un viaje a Milwaukee no puede concluir sin visitar la fábrica-museo de la Harley Dadvison, esa moto que siempre han preferido los jinetes de la carretera. Las agrupaciones de motoristas y el cine, que abordó guiones de jóvenes moteros por las infinitas carreteras del suroeste, la convirtieron en icono de América. Recuérdese a Marlon Brabdo y a Lee Marvin en la película «Salvaje», que recrea el incidente de Hollister o a Peter Fonda en «Easy Rider». De cualquier manera, es difícil encontrarse aquí otras marcas como Honda o BMW a pesar de su menor precio. Sion embargo, «Sony» Buyer, uno de los creadores de los Ángeles del Infierno y presidente, durante muchos años, del capítulo de Okland y después del de Arizona, dice que ya no se siente con fuerzas para adoptar otro tipo de moto, pero que si comenzaran ahora escogería la BMW, que ofrece mejores prestaciones, teniendo en cuenta las necesidades de comodidad, aceleración y velocidad punta.

La entrada del museo es una fiesta, con exhibición de Harleys realizando cabriolas, motoristas en grupos driblando torres de neumáticos, cervecerías varias llenas de gentes con trajes de cuero y muchas, muchas personas hablando de motos.

En el interior se muestran todos los modelos de Harleys desde sus inicios hasta los últimos en forma experimental, si bien, en todos permanece ese aire de rudeza que la caracteriza por muchos tuneados que se le hayan hecho. Allí se encuentra la moto tuneada «Capitán América» de Peter Fonda en «Easy Rider».

Nos alojamos en Racine, a escasos kilómetros hacia el sur de Milwaukee. Racine supuso un punto de inflexión para Wright.

Después de la Primera Guerra Mundial, la arquitectura estaba dominada por el Sistema Internacional o Secesión, bajo los principios marcados por Le Corbusier, Gropius y Mies Van der Rohe, que intentan dar vivienda de forma industrial a los trabajadores de la industria, utilizando el acero, el hormigón y el vidrio siguiendo la máxima de «menos es más».

Wright, sin embargo, opinaba que el estar en la época de las máquinas no quería decir que las casas tenían que ser máquinas. Cuando tenía que matar un insecto molesto decía: ¡Le Corbusier, Mies, Gropius! Y la aplastaba con el matamoscas. De todos modos, cuando recibió el encargo de proyectar un conjunto de oficinas, decidió adoptar los principios de los arquitectos europeos y llevarlos a su terreno.

Herbert Johnson Wax quería crear la sede principal de su empresa de parqués y ceras de limpieza en Racine y contactó con Wright para encargarle el proyecto, si bien, a punto estuvo de no construirse pues no se ponían de acuerdo en la ubicación. Al final accedió Wright a construir en el pueblo, pero decidió que el edificio no tendría ventanas y los muros serían de ladrillo romano. Para visitarlo hemos de reservar horario y agregarnos a un grupo que evitará molestar a los trabajadores.

Wright construyó una especie de templo. Delgadas columnas de hormigón, como tallos de lirio, se elevan a lo alto y se abren sosteniendo el techo, que así permite una iluminación uniforme de la gran sala de trabajo.

En la construcción del edificio se puso en duda la resistencia de las columnas, tan gráciles y Wright tuvo que demostrar que también sostendrían una carga diez veces superior al peso del techo proyectado. El trabajo se fue encareciendo desde su cálculo inicial, lo que hizo a Herbert Wax decir: «Al principio Mr. Wright trabajaba para mí, después trabajamos juntos y ahora trabajo para él».

A pesar de todo este encarecimiento, Wax aún le encargó otro par de proyectos, la Torre Wax de Investigación, que se alza al lado del edificio de Administración de Empresa y la Residencia Herbert J. Wax, construida, no lejos, en el pueblo de Wind Point, conocida como Wingspread.

Como muchas de las casas de Wright, se organiza a partir de un gran salón, desde cuyo centro se alza una torre de ladrillo que rodea chimeneas a diferentes alturas que crean ambientes distintos. La torre parece la columna de una especie de gran cúpula que cubre el living. En la cúpula, a diferentes alturas y alrededor, hay pequeñas ventanas que iluminan la zona media como una diadema de guirnaldas. Del salón parten las alas de los niños, del matrimonio, de los invitados y de la servidumbre. También las cocinas. El complejo es grande. Tiene cochera, piscina, modernas esculturas, áreas de césped y bosques diminutos en torno a estanques.

De mañana pasamos al estado limítrofe, Illinois, porque al norte de Chicago, en Oack Park y en Highland Park existen varias construcciones de Wright que incluyen una Iglesia y su propio estudio.

Wright estudiaba ingeniería en la Universidad de Wisconsin, pero después de dos años lo dejó y se fue a Chicago, en plena fiebre constructiva, después del pavoroso incendio que sufrió la ciudad, se colocó de jefe de delineantes, con Louis Sullivan, un joven arquitecto formado en el este, al que convenció para que lo contratara por cinco años y le prestara dinero para construir su propia vivienda y poder casarse. Sin embargo, a pesar de tener a cincuenta dibujantes a su cargo, llevaba un tren de vida, donde los gastos terminaban agobiándole, por lo que abordaba proyectos fuera del despacho, firmando con nombre falso. Teniendo conocimiento de esta práctica fraudulenta, lo expulsa de la empresa en 1.893, seis años después de su contratación.

Wright tenía 26 años y un montón de hijos. Pidió un crédito para construir un estudio que adosó a su vivienda. Ambas se fueron modificando a medida que aparecían nuevas necesidades.

La visita comienza en el antiguo living de la casa, hoy convertido en la tienda de la Fundación. Hay que destacar, en esta parte, el gran salón de juego de los niños, con su bello lucernario en el techo.

El estudio consta de: el despacho de Wright, situado entre la vivienda y el estudio, una pequeña biblioteca, una sala de proyectos y una sala de dibujo para ocho diseñadores; de doble altura, iluminadas por ventanas apaisadas que dan al jardín y una luciérnaga en el techo. De aquí salieron multitud de proyectos, entre los que destacan la Iglesia Unitaria, no lejos del Estudio y las casas Robie y Dana-Thomas.

La Iglesia se había quemado y la Congregación disponía de poco dinero, de modo que Wright utilizó hormigón fraguado en obra y vigas de acero, que eran materiales de los arquitectos internacionalistas europeos. La iluminación es básicamente cenital.

La casa Robie, construida al lado de la Universidad de Chicago (Mies Van der Rohe) y la Dana-Thomas en Springfield, capital del Estado, son quizás las obras cumbre del estilo Prairie School, con sus tejados de amplios aleros, dibujados hacia el horizonte con el que se confunden. En el viaje anterior, como ya os comenté, las visitamos y nos asombraron sus amplios salones que ocupaban prácticamente una planta, con una chimenea que separaba el comedor del salón, evitando los tabiques. Todo diáfano y del color rojizo de la madera. «Vivimos en la pradera. La pradera tiene una belleza muy característica. Nosotros sabemos reconocer y acentuar esa belleza natural, su tranquila extensión. De ahí los tejados de ligeras pendientes, las pequeñas proporciones, las apacibles siluetas, las chimeneas macizas, los saledizos protectores…» Wright dixit.

En 1.909 abandonó a su mujer y a sus seis hijos y se marchó con su amante Mamah a París, después de solicitar el divorcio, que no le fue concedido.

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