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Grito a la despoblación

Las sombras de los que se fueron

Figuras de fieltro que denuncian el drama de la despoblación llegan a Ambasaguas de Curueño de la mano de la artista soriana Gloria Rubio Largo con el objetivo de llegar, a través del arte contemporáneo, a lugares no habituales. Una forma poco común de gritar contra el vació que se vive en la mayoría de las zonas rurales

Gloria Rubio comenzó su proyecto en el año 2003 y ahora lo trae a la provincia de la mano de la Fundación Villalar.

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León

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Lugares que un día estuvieron llenos y que ahora están siendo abandonados. Esos son los enclaves a los que se dirige la artista soriana Gloria Rubio Largo con su proyecto ‘Vacíos del pasado’, que ahora llega a León para denunciar, a través del arte, el drama de la despoblación. Una lacra que, según asegura ella misma, no atañe únicamente a España, sino que es algo «mucho más global».

Vacíos del pasado es un proyecto de intervención artística en pueblos que han visto marchar a los suyos. Este empeño de Rubio Largo comenzó en 2013, cuando surgió la idea de mezclar denuncia y arte sobre un asunto, el de la despoblación, que conoce bien esta artista por su origen, Soria, una de las provincias que lo sufre como algo crónico. «Mi vida siempre ha estado vinculada a pueblos pequeños que, como el resto, se han ido quedando vacíos poco a poco; siempre me ha preocupado el tema», explica.

Aunque lleva años experimentando con esto, Gloria Rubio Largo no vive del arte porque no puede. Da clases en la Escuela de Arte de Soria y expone (su gran pasión) desde 1990. Esta idea de unir arte y despoblación la llevó a cabo por primera vez en su tierra, aunque tuvo que dejarlo por la falta de financiación. La oportunidad le llegó con una beca de la Fundación Villalar, que le ha brindado la posibilidad de cumplir un sueño llevando su proyecto un poco más lejos. Su propuesta fue llevar V’acíos del pasado a tres pueblos de Castilla y León’, pero que ninguno estuviese en Soria. Y así ha sido como ha llegado a León. En Amabasaguas de Curueño sus sombras de fieltro negras que representan «a quienes estuvieron pero ya no están», a la despoblación que acucia a las áreas rurales, ya lucen en varios rincones de Ambasaguas de Curueño.

Uno de los objetivos es llegar con el arte contemporáneo a lugares no habituales para denunciar «un problema de la sociedad de consumo, que ha cambiado los pueblos por las ciudades».

Esta artista explica que su proyecto consiste en colocar figuras de fieltro negro en las paredes a escala natural, como «una forma de representar al que se fue». Eso es lo que ha estado haciendo estos días en Ambasaguas de Curueño. Hasta este rincón de la provincia llegó a través de un leonés, el escritor Julio Llamazares. Leyendo su obra El río del Olvido, que comienza precisamente en este punto, Gloria revivió ese problema que conoce bien desde pequeña. «Era una especie de homenaje traerlo al Curueño», asegura.

Arrimar el hombro

A través de la Fundación Cerezales, se puso en contacto con el alcalde pedáneo. «Desde el principio se mostró muy interesado en el proyecto y eso es algo que agradezco mucho porque supone una enorme ayuda», señala.

Su intervención en León comenzó el pasado día 2 y ayer mismo presentó su proyecto en las escuelas del pueblo.

Vacíos del pasado se irá realizando en diferentes lugares y se llevará a cabo a largo plazo, creciendo poco a poco. «Pretende ser un análisis de la sociedad de consumo y el desarrollo del hábitat, que propone para el hombre este modo de vida. Las imágenes producidas por la intervención tratan de reflexionar sobre un proceso que se sufre de forma global: el éxodo de las personas hacia las grandes ciudades», apunta Gloria Rubio. «La presencia de la silueta nos hará reflexionar sobre la no presencia de las personas, nos hará pensar incluso imaginar en los que estuvieron pero ya no están. Es un no querer olvidar ciertos momentos pasados. Estos momentos pasados, según una tendencia de pensamiento propia de los nostálgicos y algo melancólicos, entre los que a menudo me incluyo, son momentos mejores o más felices, más puros y vinculados a cierto equilibrio en lo natural y lo personal. Sin que necesariamente esto sea la realidad», reflexiona.

Esta visión artística ahonda en un asunto que preocupa y contra el que tratan de luchar las instituciones públicas desde hace años. El problema de la despoblación, según aseguran muchos expertos, debe ir de la mano de planes de repoblación si lo que se buscar es devolver a la vida —al menos en parte— estas zonas rurales. Luchar contra esta lacra ocupa desde hace tiempo los programas electorales de partidos políticos y supone un verdadero quebradero de cabeza para las instituciones. Tal y como explica Gloria Rubio, este asunto no afecta solamente a España, sino que traspasa sus fronteras y va mucho más allá, «hasta Estados Unidos e incluso a países de Sudamérica como Chile».

Según el informe Población y despoblación en España 2016 realizado por la Federación de Municipios y Provincias (Femp), la despoblación en la Castilla y León es desoladora: seis de sus provincias están entre las diez que más población pierden de toda España. Zamora lidera la sangría demográfica, seguida de Ávila, Cuenca, Orense, Ciudad Real y León. El documento pone de manifiesto que la despoblación tiene dos caras: una es el envejecimiento y fallecimiento y la otra, la marcha a la ciudad.

Dos caras que ahora se muestran a través de una negra silueta. La del vacío.