Diario de León
Trump, durante un acto donde firmó dos resoluciones para destacar en las mujeres y jóvenes el estudio y la búsqueda de sus carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Trump, durante un acto donde firmó dos resoluciones para destacar en las mujeres y jóvenes el estudio y la búsqueda de sus carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

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Lucía Leal c. cONEJERO
León

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En un intento por atajar el escándalo de pagos a una actriz porno el abogado personal de Donald Trump, Michael Cohen, reconoció ayer que él mismo pagó de su bolsillo 130.000 dólares (105.000 euros) a la estrella porno ‘Stormy’ Daniels con el objeto de proteger al entonces candidato republicano a la presidencia. El escándalo de Trump con Daniels volvió a resurgir el pasado mes tras conocerse el abono efectuado en octubre de 2016, unas semanas antes de las elecciones de noviembre. Cohen, a pesar de no creer que las palabras de Daniels fueran verdad, desembolsó el dinero como medida preventiva, mediante un pseudónimo y a través de una corporación privada en Delaware, un estado conocido por su falta de transparencia corporativa. El letrado asegura que no mencionó nada sobre ello a nadie de la campaña de Trump, ni siquiera al mismo candidato. Cohen ha publicado también una declaración firmada por Daniels negando haber recibido dinero de Trump, hecho que no demuestra que no lo haya obtenido por medio de terceros. Esta transacción podría violar la ley electoral federal, ya que, considerada como una donación o gasto de campaña, se ocultó a Hacienda. El grupo independiente Causa Común declaró el mes pasado haber iniciado dos denuncias por ocultación de fondos considerados gastos de campaña, tanto si Trump o su equipo lo sabían, ya que el objetivo era influir en las urnas. En su opinión, la fecha del pago y las circunstancias, que coinciden con más de una docena de acusaciones contra Trump de contactos sexuales no deseados, deben ser investigados bajo la ley federal.

La firma de Daniels también apareció en el pasado en una declaración negando haber tenido alguna relación física con Trump durante un torneo de golf en 2016, al poco tiempo del nacimiento de su hijo Barron. Sin embargo, Stephanie Clifford, más conocida por su nombre de guerra ‘Tormenta’ Daniels, en recientes apariciones públicas ha evitado negar explícitamente la relación así como si recibió pagos o no. De cualquier manera, para la mayoría de los medios el pago buscaba el silencio.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump parece inmune al movimiento ‘Me Too’ que ha acabado con las carreras de otros hombres que, como él, han sido acusados de abusos sexuales. Pero su incómoda respuesta al fenómeno ha evidenciado su complicado historial con las mujeres, y podría tener consecuencias políticas.

Cuando los estadounidenses eligieron a Donald Trump en noviembre de 2016, parecieron enviar un mensaje a las mujeres: que el comportamiento sexista del candidato republicano, y las acusaciones de al menos 16 mujeres que aseguraban que el magnate se había propasado sexualmente con ellas, no contaban demasiado en el país.

Pero la frustración por ese tema, reflejada en la histórica Marcha de las Mujeres de enero de 2017, sirvió como antecedente a la explosión que se produjo en octubre pasado, cuando las revelaciones contra el productor de cine Harvey Weinstein desataron un movimiento que ha acabado con las carreras de decenas de hombres poderosos.

En general, Trump se ha mantenido al margen de ese revuelo, pero sus aportaciones al debate han sido siempre en defensa de los hombres acusados cuando éstos eran sus aliados, como ocurrió con el candidato republicano al Senado por Alabama, Roy Moore, y las estrellas de la cadena Fox News, Roger Ailes y Bill O’Reilly.

La oleada llegó a la Casa Blanca la semana pasada, cuando dos funcionarios, Rob Porter y David Sorensen, renunciaron a sus cargos tras ser acusados por sus exposas de maltrato físico y psicológico.

La respuesta de Trump fue desearle «lo mejor» a Porter y pedir «debido proceso» para los hombres acusados de abusos, al asegurar en un tuit que «la vida de la gente está siendo destrozada y destruida por simples acusaciones», algunas de ellas «falsas».

Pero, al contrario que en los casos anteriores, Trump se vio esta misma semana obligado a salir de ese guión y declarar que se opone «completamente a la violencia doméstica de cualquier tipo», después de que los medios de comunicación y algunas voces en el partido republicano exigieran un mensaje más claro de apoyo a las mujeres maltratadas.

Incómodo

El episodio ha evidenciado la incomodidad de Trump con un movimiento que le enfrenta con las acusaciones en su contra, que él ha negado y que, según la Casa Blanca, quedaron zanjadas cuando los estadounidenses las ignoraron al elegirle como presidente.

A Trump no le hirió ni la publicación, en octubre de 2016, de una cinta de 2005 en la que el magnate presumía de que, al ser famoso, podía hacer lo que quisiera con las mujeres, incluso «agarrarlas por el coño»; ni tampoco las revelaciones sobre su actitud denigrante contra subordinadas y modelos como la venezolana Alicia Machado.

«Donald Trump se había construido una reputación de tipo fanfarrón que siempre buscaba atención, poniendo nota a las mujeres en una escala del uno al diez, organizando certámenes de belleza, casado con modelos... Eso es parte de su identidad», dijo a Efe la periodista Gwenda Blair, autora de una biografía sobre Trump.

«Y mucha gente, la suficiente como para elegirle, estaba dispuesta a aceptar eso», explicó Blair.

A Trump, que ha estado casado con tres modelos, «le gusta que la gente se fije en ellas», y su primer matrimonio fracasó en parte porque su esposa, Ivana, quería «ser tan poderosa como él» en su imperio inmobiliario, según la biógrafa.

«Para él son un decorado que le permite demostrar su estatus de hombre poderoso, en la cima, de macho alfa», opinó Blair.

No son pocos los votantes de Trump que admiran esa actitud, y la popularidad de su esposa, Melania Trump, se debe en parte a su imagen sumisa y tradicional.

Pero las elecciones legislativas de noviembre se acercan y cada vez más mujeres se presentan a cargos públicos, por lo que algunos analistas creen que, tarde o temprano, el presidente tendrá que hacer frente al movimiento feminista

«Ha llegado la hora», dijo recientemente el que fuera hasta agosto pasado el estratega jefe de Trump, Steve Bannon, en una conversación con el periodista Joshua Green para un nuevo libro.

«Las mujeres van a tomar las riendas de la sociedad y no podrían encontrar un mejor villano que combatir que Trump. Él es el patriarca, y este es un momento definitorio en la cultura», agregó.

Está por ver si la premonición de Bannon, que hace poco rompió sus lazos con Trump, se hace realidad o si, como ha ocurrido hasta ahora, el presidente consigue que sus incondicionales, y el partido republicano, decidan mirar a otro lado a la hora de ir a votar.

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