Mea culpa
¿Acostumbra a sentirse culpable? Si se dice cosas como ‘tendría que ser más constante’ o ‘debería hacer más’, ya le digo yo que sí, que es fácil que tenga sentimientos de culpa.
La culpa es útil cuando nos avisa de que nos hemos saltado una norma, pero no cuando nos machaca y nos hace sentir que no somos suficiente. En este caso nos paraliza y se carga nuestra autoestima.
Las personas podemos sentirnos culpables por dos motivos: porque nos saltamos nuestras normas o porque nos saltamos las normas de otros. En el primer caso, por ejemplo el de una hija que no va a ver a sus padres tanto como le gustaría, lo que toca es reducir las expectativas y comprenderse un poco más.
En el segundo caso, cuando la culpa se genera por haberse saltado normas que no están basadas en sus valores, sino en lo que otros le han dicho que es lo correcto, podría servir el mismo ejemplo de la hija, si esa norma sobre cómo debe comportarse no es suya, sino de otros. Y es que a veces nos cuesta diferenciar lo que los demás dicen que está bien de lo que nosotros creemos que está bien.
Dicho esto, aquí tiene los pasos que para superar la culpa:
— Baje la exigencia. Reduzca ese ideal que se ha montado sobre cómo tendría que ser y cómo debería comportarse. Entienda que nadie es perfecto y olvídese un poco de ese ideal que otros le vendieron y al que es imposible llegar.
— Compréndase. Por qué hizo lo que hizo, cuáles eran sus circunstancias, qué necesitaba y cuál era su intención en ese momento.
— Acéptese. Lo que hizo, lo que no hizo, lo que le gustaría haber hecho… La aceptación es necesaria en cualquier proceso de reconciliación con uno mismo.
— Perdónese. Tenga compasión con usted y piense que lo hizo lo mejor que supo o que pudo en ese momento.
— Y, por último, piense qué haría diferente la próxima vez. Si esa misma situación se repitiera en un futuro, ¿qué cambiaría? Por ejemplo, si se siente culpable por no haber ido a una cita que para usted era un compromiso, tal vez en un futuro elija no decir que sí tan fácilmente.