Diario de León

Olfato contra el crimen

La Guardia Civil dispone en la provincia de León de cuatro guías caninos con sus respectivos animales encuadrados en el denominado Servicio Cinológico y de Remonta (Secyr). Los agentes y sus perros se forman en el Centro de Adiestramiento de Perros (Cadepe) que tiene su sede en El Pardo (Madrid)..

El agente de la Guardia Civil Victorino trabaja a diario en compañía de su compañero ‘Paul’, un pastor alemán de ocho años. La recompensa del juego es fundamental una vez finalizada su tarea en circunstancias muy diversas de forma satisfactori

El agente de la Guardia Civil Victorino trabaja a diario en compañía de su compañero ‘Paul’, un pastor alemán de ocho años. La recompensa del juego es fundamental una vez finalizada su tarea en circunstancias muy diversas de forma satisfactori

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pedro orive
León

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Los guías caninos de la Guardia Civil y sus canes están especializados en seguridad y rescate, detección de drogas y por último explosivos. La segunda de las modalidades se encuentra en continua evolución y hoy en día se cuenta con equipos detectores de cebos envenenados, indicios de fuego, papel moneda, tabaco y perros pasivos de búsqueda y detección de droga en personas.

El Grupo Cinológico de León tiene su sede en el aeropuerto de La Virgen del Camino y dos de sus integrantes, así como sus compañeros de trabajo, los perros, están entrenados para la detección de drogas, mientras la especialidad de los otros dos son los explosivos.

La Guardia Civil convoca cursos anuales en relación con esta disciplina y el personal interesado en los mismos lo solicitan. Es el caso de Victorino, quien forma parte de la unidad en León. Gran amante de los animales en general, y de los perros en particular, lleva 33 años en la Guardia Civil, 19 de ellos como guía de perros.

Respecto a las características que debe cumplir un perro que desarrolla este trabajo, Victorino resalta «una buena estética, perfecta formación músculo-esquelética, aplomes correctos, carácter equilibrado, gran sentido del juego y de la posesión de objetos, valor ante amenazas exteriores y como es lógico, la ausencia de problemas veterinarios».

El Cadepe es la escuela más antigua de España en el adiestramiento de perros. Los animales que se van a destinar a realizar estas tareas se pueden comprar con una edad comprendida entre los 12 y 15 meses, proceder de donaciones particulares o ser criados en el propio centro. A los cachorros se les socializa desde el primer momento para lo que se les habitúa al ruido, los ascensores, el tránsito por la calle, etcétera.

Durante la formación, en la escuela tiene lugar un cambio de impresiones con el guía sobre el proceso de adiestramiento básico del perro, al tiempo que se evalúa la evolución técnica y veterinaria.

Cuando el animal tiene un año de vida regresa en compañía de su guía al Cadepe para su adiestramiento específico y la adaptación entre ambos. El guía está continuamente preparando a su compañero de trabajo mediante la realización de prácticas, el juego y ejercicio físico. En el caso de los perros detectores el olor se asocia al juego por medio de una pelota, un rodillo o el mordedor. Los canes de seguridad y rescate son los que requieren un mayor adiestramiento.

Cada guía y su perro forman un binomio indisoluble que en la mayoría de los casos convive las 24 horas del día. Los animales suelen prestar servicio entre siete y diez años, y al llegar el momento de su ‘jubilación’, normalmente el guía lo adopta debido a la relación afectiva fruto de años de trabajo juntos. Otra opción es el programa Fenix para la adopción de perros ‘jubilados’ o la acogida temporal de cachorros para su socialización en familias, siempre bajo la supervisión de la escuela.

Para llevar a cabo estas misiones en el Servicio Cinológico de la Guardia Civil se utilizan mayoritariamente por su polivalencia el pastor alemán, pastor belga, pastor holandés, labrador, golden retriever y cocker spaniel. El agente Victorino asegura que «para realizar este trabajo puede servir cualquier perro, lo más importante es que le guste el juego y tenga instinto de cobro».

Los perros poseen entre 152 y 250 millones de glándulas olfativas lo que les hace imprescindibles en el trabajo policial. Un caso especial es el del bloodhound o perro de San Huberto, con 300 millones, lo que le convierte en uno de los mejores animales para rastro.

A lo largo de su amplia experiencia en la Guardia Civil Victorino ha tenido multitud de destinos y ha participado en muchas comisiones de servicio por toda España. En sus 19 años destinado en el Servicio Cinológico ha trabajado con tres perros. Los dos primeros se los quedó cuando se ‘jubilaron’. El primero de ellos fue Andre , un pastor alemán con el que hizo el curso en El Pardo. El segundo, donado por una señora, el labrador Vosgo . El actual, un pastor alemán donado y que responde al nombre de Paul . Tiene ocho años y Victorino estima que puede trabajar otros dos sin ningún problema. Como un gran amante de los animales, en su casa tiene más perros y gatos.

El trabajo de Victorino y su compañero Paul es diario y cada cierto tiempo realizan guardias de 24 horas en las que prestan apoyo a distintas unidades de la comandancia. Durante tantos años de servicio las anécdotas son múltiples como esa en la que el perro marcó droga en el doble fondo de un coche y aparecieron dólares americanos falsificados y armas de fuego fruto de los restos de las sustancias estupefacientes. Otros trabajos exitosos son la aparición en el doble fondo de una furgoneta de 116 kilos de hachís o cantidades de cocaína importantes desde tres, cuatro y hasta cinco kilos. Entre los recuerdos negativos que tiene Victorino le viene a la cabeza aquel en el que después de localizar droga en un envío de paquetería, a la hora de darle el premio, el perro se lesionó.

Guía y perro realizan un trabajo en el que ambos gozan de una conexión casi mágica en la que el agente siempre premiará la labor bien hecha del animal, lo que le motivará a seguir con sus olfateos. Imposible que se le ‘escape’ un acto ilícito.

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