Cuestión de enfoque
Cuando se asoma a una puerta entreabierta, ¿está viendo toda la realidad o sólo una parte? Sí, sólo ve una parte, pero en ese momento usted lo interpreta como un todo. Eso, el enfoque, es lo que marca cómo una persona interpreta lo que le pasa y, en consecuencia, los resultados que obtiene. Así que no, lo que ve no depende de sus circunstancias. Estas sólo determinan un diez por ciento de su felicidad. Otro cincuenta por ciento lo determina su genética. Y el cuarenta por ciento restante depende de su enfoque vital. Es decir, de cómo mira lo que le pasa y de cómo juzga a los demás y a sí mismo.
Por ejemplo, cuando comete un error, ¿pone el foco en el despiste? ¿O lo pone en aprender para hacerlo mejor la próxima vez? O, si alguien le hace una crítica negativa, ¿pone el foco en la mala intención de esa persona? ¿O reflexiona sobre lo que le ha dicho? O, cuando está hablando con alguien, ¿pone el foco en lo que el otro estará pensando o lo pone en usted y en lo que está diciendo? En realidad casi todo cambia cuando aprendes a tener un enfoque positivo y a poner tu atención en lo que es útil. Cambian nuestras relaciones, cambia nuestra manera de tomarnos las cosas y cambia nuestra manera de interpretar lo que nos pasa. Y sirva de ejemplo una persona joven que perdió a su pareja en un accidente de tráfico hace unos años y que hace poco me decía «antes pensaba que cómo iba a salir algo bueno de esto, ¡y una mierda!... Después me di cuenta que ¿cómo no iba a salir algo bueno? ¿Qué sentido tendría todo esto si no saliera algo bueno?». Y así fue como cambió su manera de entender la pérdida de la persona más importante de su vida.
¿Se da cuenta? ¿Ve el poder que tiene nuestro enfoque? Es algo tan potente que incluso cambia nuestra actitud a la hora de comenzar un nuevo proyecto y lo que somos capaces de conseguir. Por eso las personas optimistas y positivas tienen más éxito a la hora de alcanzar sus objetivos. No porque no vean los problemas, que los ven, sino porque ponen el foco en las soluciones.