Con el guapo subido
Fíjese qué paradoja. Resulta que para saber cómo anda la autoestima de alguien hace falta observar sus comportamientos. Y, por otro lado, nuestros comportamientos influyen en cómo es nuestra autoestima. Es decir, lo que caracteriza a las personas con una buena autoestima es lo mismo que le puede ayudar a mejorar la suya.
Así que, si quiere que su autoestima se fortalezca, lo mejor que puede hacer es comportarse como alguien que ya tiene una buena autoestima. Así:
—Cumpla sus promesas. Me refiero a las que establezca consigo mismo. Es decir, si se dice que va a hacer algo, lo hace. Y si no está seguro de que vaya a hacerlo, no se comprometa. Nada de «llevo semanas diciendo que voy a hacer esto y todavía no me he puesto». Demuéstrese que es una persona de palabra en la que se puede confiar.
—Acéptese como es. Nadie puede amarse si antes no se ha aceptado como es. Acepte lo que siente, lo que piensa, lo que teme, lo que desea y lo que necesita. Y recuerde que aceptar algo no significa estar conforme con ello.
—Muéstrese ante los demás tal y como es. Sin aparentar, sin esconder sus miedos o su vulnerabilidad y dejando que los demás le vean de verdad.
—Busque lo que le haga sentir bien. Cuídese y haga cosas que le apetezca hacer, simplemente por placer y porque le hacen sentir bien. ¡Priorice lo que le hace disfrutar!
—Sea usted quien elige. Es decir, coja las riendas de su vida y atrévase a tomar sus propias decisiones. Decida en qué y con quién invierte su tiempo, a qué le dice sí y a qué le dice no.
—Atrévase a cumplir sus objetivos. Piense en algo que le ilusione, divídalo en pequeñísimos objetivos, casi insignificantes, y póngase con el primero. Disfrute del camino, siéntase orgulloso de estar moviéndose y dese un pequeño premio por cada avance, por mínimo que sea.
—Trátese bien. Háblese con el mismo cariño, comprensión y paciencia con el que habla a sus amigos. Que la exigencia y el perfeccionismo, además de que no hay quien pueda con ellos, tienen muy poco que ver con una autoestima sana.